Economía

Los líderes del G-20 buscan soluciones a la crisis mundial

Desde hace horas todas las miradas están clavadas en Washington. El presidente de EEUU, George W. Bush, se despide de la escena internacional como anfitrión de una cumbre sin precedentes en la que se intentarán establecer las bases de un nuevo sistema financiero internacional tras los excesos que han derivado en la actual crisis. Pero que nadie espere milagros. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 18:24 h.

Desde hace horas todas las miradas están clavadas en Washington. El presidente de EEUU, George W. Bush, se despide de la escena internacional como anfitrión de una cumbre sin precedentes en la que se intentarán establecer las bases de un nuevo sistema financiero internacional tras los excesos que han derivado en la actual crisis. Pero que nadie espere milagros.

Eso es lo que, infructuosamente, han intentado en los últimos días trasladar algunos de los participantes de la cumbre como el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso o el dirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss Khan, para amortiguar las expectativas generadas por otros que, como Gordon Brown, primer ministro británico, han alentado un Bretton Woods II, en referencia a la cita celebrada en un hotel de esa ciudad en 1944, en la que se alumbró un nuevo orden internacional.

Grandes diferencias alejan esa posibilidad, sobre todo, al considerar los diversos posicionamientos. Por un lado, EEUU, defensora de las bondades del libre mercado y Europa, que aboga por un mayor control y supervisión tras los excesos cometidos en los últimos tiempos.

Tan heterogéneo es el grupo, que se corre el peligro de que la cumbre se desintegre en un festival de recriminaciones sobre quién tiene la culpa de la crisis, según los expertos. Y es que algunos de los participantes han pedido una redefinición del sistema financiero mundial y han criticado el capitalismo con sello estadounidense. En cambio, el presidente Bush afirmó ayer que "la intervención gubernamental no es una cura para todo". "La crisis no ha sido un fallo del sistema de libre mercado", señaló el presidente estadounidense, quien aún así reconoció que se necesitan reformas para garantizar una regulación "adecuada" de los mercados y más transparencia.

Pese a las discrepancias, parece probable que los participantes en la cumbre se pongan de acuerdo en una serie de principios que guíen los cambios en el entramado financiero, que marquen una nueva reunión y dejen los detalles para más adelante.

Una de las ideas que ha ganado fuelle es la creación de un "colegio de supervisores", un ente que agrupe a representantes de las agencias de regulación para vigilar a los principales bancos del mundo, cuyos tentáculos dan la vuelta al planeta. La portavoz de Bush, Dana Perino, dijo ayer que EEUU apoya la propuesta.

Se trata de un proyecto mucho más modesto que el establecimiento de una agencia única de regulación internacional adelantada por Francia y a la que se opone EEUU.

El resultado más tangible de la cumbre probablemente será un aumento de las contribuciones al Fondo Monetario Internacional (FMI), para que actúe de bombero en cuanto las chispas devoren las cuentas de un país.

Los mandatarios del G-20 (los países más industrializados y las economías emergentes más destacadas), junto con España y las últimas incorporaciones de Holanda -a invitación de Nicolás Sarkozy y formado parte de la delegación francesa- y la República Checa, presente por que España le ha cedido uno de los sitios correspondientes a su equipo, serán los encargados de aclararlo.

El plato fuerte tendrá lugar a lo largo del día de hoy en el Museo Nacional de la Construcción. Dos sesiones plenarias, un almuerzo y la declaración oficial de Bush al término conforman el programa de una cita que, no obstante, se inició formalmente anoche con una cena de bienvenida en la Casa Blanca, que por primera vez pisó el presidente de Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Y antes incluso de iniciar el encuentro, los miembros del G-20 ya preparan una próxima cumbre de jefes de Estado que se celebrará a finales de febrero o en marzo en el Reino Unido, según reveló ayer el canciller de Brasil, Celso Amorim, cuyo país preside el grupo. "Sería natural" que fuera en el Reino Unido, porque será el próximo que presida el G-20, señaló el ministro brasileño de Exteriores horas antes del inicio de la primera cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno.

Amorim dijo que en la reunión se deberán crear grupos de trabajo para preparar las propuestas detalladas de reforma del sistema financiero. "Todos los países admiten la necesidad de la regulación del sistema financiero para devolver la confianza, que haya reglas claras y transparencia. Puede haber divergencias en el tipo de regulación", dijo el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega. Mantega pidió más gasto público en todo el mundo para evitar la posibilidad de una recesión global.

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