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Los mármoles de los Vélez

La semana pasada se ha celebrado en Vélez Blanco unas jornadas técnicas sobre la recuperación del patio de honor del castillo que fuera de los Fajardo. El expolio de comienzos del siglo XX acabó con el montaje de la mayor parte de los elementos que componían una de las bellas logias del Renacimiento español en el Metropolitan Museum...

el 16 sep 2009 / 05:17 h.

La semana pasada se ha celebrado en Vélez Blanco unas jornadas técnicas sobre la recuperación del patio de honor del castillo que fuera de los Fajardo. El expolio de comienzos del siglo XX acabó con el montaje de la mayor parte de los elementos que componían una de las bellas logias del Renacimiento español en el Metropolitan Museum de Nueva York. Carece, pues, de la integridad que aún conserva el de la Calahorra, el otro gran ejemplo andaluz de las fortalezas señoriales transformadas gracias a la innovación de sus patios de honor.

El sentimiento popular que rodea al castillo velezano se encuentra ante una encrucijada. Tras su paso a titularidad de la Junta de Andalucía, y de las inversiones empleadas en ofrecer una estructura legible en aquella ruina dejada por la desidia y el abandono de "su marqués", ¿cómo recuperar los mármoles de su patio, su núcleo y emblema?

Es emocionante ver cómo lo que la nobleza abandonó lo siente toda una comarca, empeñada en una ilusión que se manifiesta asociándose en su defensa o difundiendo sus valores a través de la Revista Velezana. La Junta de Andalucía no hace sino lo que debe: ejercer sus competencias patrimoniales, y hacerlo responsablemente. Ante la dificultad del retorno de las piezas instaladas en Nueva York, ¿por qué no copiarlas e instalarlas en su lugar original? Hoy la técnica lo permite perfectamente, y así pudo verse el sábado en la presentación del escaneo realizado. Ese es el deseo mayoritario de los velezanos, alimentado por algunos responsables públicos y especialistas, mientras otros advierten de sus peligros legales y culturales.

Hasta el año próximo se desentrañarán todos las posibilidades y se optará por los criterios específicos de un proyecto que está llamado a ser un ejemplo de excepcional importancia en el panorama internacional de la intervención en el patrimonio.

Concluiré con mi posición actual. El facsímil sin más es una vana ilusión, un engaño contraproducente. Reproducir la instalación con la que visitantes de todo el mundo saben de Vélez Blanco en Nueva York no recuperará la sustancia intangible de la obra de creación. Ese aspecto esencial es el que se debe alcanzar con la intervención que se lleve finalmente a cabo.

En el museo del Central Park, como en los claustros raptados en Europa y llevados al noroeste de Manhattan, son instalaciones basadas en la certidumbre material pero el fundamento de su falsa autenticidad es el expolio. La del castillo de Vélez Blanco debería ser expresiva de todo lo acontecido, no disimularlo, ser auténtico. La instalación que hizo la artista Soledad Sevilla, o el trabajo de los arquitectos Juan Antonio Molina Serrano y Juan Antonio Sánchez Morales, son capítulos del proceso que deberá alcanzar en pocos años resultados magníficos, expresivos de la sensibilidad que subyace en los mármoles originales, la que los velezanos deben ambicionar. Una sensibilidad que se cultive con espíritu público y democrático, pero de manera exigente y rigurosa.

Catedrático de Arquitectura de la Hispalense

vpe@us.es

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