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Los mejores amigos, los peores enemigos

Rafa Nadal y Juan Mónaco, amigos en el circuito, serán los encargados de abrir la final a las 14 h. en el Estadio de La Cartuja y ante unos 27.700 espectadores, incluido el Rey Don Juan Carlos.

el 01 dic 2011 / 23:24 h.

El equipo español posa con el trofeo.

Su amistad, y la que une en menor grado al resto de componentes de las escuadras española y argentina, contrasta con la fuerte rivalidad que mantienen en los últimos años y en especial en los torneos sobre arcilla, donde son consumados especialistas. Son, sin duda, los integrantes de la Albiceleste el peor enemigo posible y quizás el único país con calidad suficiente para asaltar la hegemonía española.

De la condición de favoritos de los anfitriones hablan, más allá del impulso y el aliento que desde la grada pueda insuflar la afición sevillana, las aplastantes estadísticas. Esas que dictan que España acumula una veintena de triunfos consecutivos como local y 22 eliminatorias seguidas en tierra batida, teniendo ambos hitos como punto de partida aquella derrota ante Brasil en Lérida... allá por el año 1999.

La tremenda fortaleza de Nadal y David Ferrer sobre la citada superficie, los antecedentes en duelos entre España y Argentina en Copa Davis (3-0) y el hecho de que los sudamericanos aún no hayan sido capaces de conquistar la Ensaladera, tras tres tentativas, refuerzan el rol de favoritos de los hombres de Albert Costa, que tienen como casi único hándicap el posible agotamiento físico de sus dos estandartes tras el Masters de Londres.

Pero todo ello pasará a un segundo plano cuando Rafa Nadal y su amigo ‘Pico' Mónaco salten a la pista central y expongan sus argumentos tenísticos. Así lo quiso el sorteo de ayer en el Teatro Lope de Vega después de que el juez árbitro de la final, el sueco Stefan Fransson, concediera al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, el honor de ejercer de ‘mano inocente' y éste sacara la bola con el número uno correspondiente al número dos... del mundo.

El mallorquín y Mónaco, obviamente, se conocen al dedillo tras compartir numerosas jornadas de entrenamiento, y sin embargo sólo se han enfrentado en tres ocasiones en el circuito ATP, si bien no lo han hecho en los últimos cuatro años. El de Tandil puede presumir de haber derrotado a Nadal: lo hizo en Cincinnati en 2007, aunque sobre cemento y mediando una lesión del español que le obligó a retirarse. Los otros dos duelos, y éstos sí fueron sobre polvo de ladrillo, cayeron del lado del zurdo de Manacor: en Bastad (2005) y en Stuttgart (2007).

Juan Mónaco, elegido por el capitán argentino Tito Vázquez como número dos en perjuicio de David Nalbandian, aseguró tras el sorteo que medirse al balear será "todo un desafío, primero por representar a mi país por primera vez en una final, y segundo porque lo haré contra un amigo que será oponente esta vez", dijo el diestro antes de envalentonarse: "Sé que Rafa es uno de los más grandes de toda la historia, pero mañana tal vez las cosas sean diferentes".

Nadal, por cierto, no termina de fiarse de la elección de Vázquez, dado que puede cambiar de hombres hasta una hora antes del inicio del partido: "Veremos si juega Mónaco o no. En todo caso, soy consciente de que es un partido muy importante para el equipo porque empezar con victoria da mucha tranquilidad", señaló el manacorense antes de dejar claro que para nada piensa él ni nadie del equipo español que sea un punto seguro para los locales: "Ningún partido está ganado hasta que no se termina el último punto. Mónaco posee un ritmo de piernas muy bueno y es muy sólido tanto con el revés como con el drive, de modo que si no juego al máximo no voy a ganar".

La jornada de apertura se completará con el segundo duelo individual que librarán el número dos español, David Ferrer, y el uno argentino, Juan Martín del Potro. Un punto señalado por muchos como determinante del curso que pueda seguir la serie, y en el que residen buena parte de las esperanzas albicelestes de atentar contra el reinado de España, que busca su quinto cetro.

Curiosamente el alicantino y el gigante de Tandil no se han visto las caras jamás en un torneo en tierra. Sus cuatro enfrentamientos deparan un reparto de victorias: Ferrer se impuso en el cemento del Abierto de Australia y en la hierba de s-Hertogenbosch, ambas en 2008, y Delpo se vengó en Tokio ese mismo año y en Miami (2009), en ambas ocasiones con el duro cemento como superficie.

INVICTO EN TIERRA

No hay que olvidar que el tenista de Jávea se mantiene invicto sobre arcilla en Copa Davis (11 victorias) y su balance global es de 16/4, siendo una de sus cuatro derrotas ante Nalbandian en la tantas veces citada estos días final de 2008 en Mar del Plata. La quinta raqueta del mundo y reciente semifinalista en el Masters es, pues, todo un seguro de vida por su entrega y fiabilidad, pero con buen criterio huye de un exceso de responsabilidad que algunos quieren atribuir a su encuentro con Del Potro: "Realmente clave son todos los puntos. Es verdad que mi partido con Martín puede marcar la balanza de la eliminatoria porque es un jugador que domina todos los golpes. Intentaré hacer un partido largo y duro", recalcó Ferrer.

Su oponente esta tarde, Juan Martín del Potro, piensa más en el global al admitir que "no dejamos de pensar en lo importante que es para Argentina esta final y por eso vamos a luchar para conquistar nuestra primera Ensaladera".

En cuanto al encuentro de dobles de mañana (16.00 horas), Albert Costa apostó como estaba previsto por la pareja Fernando Verdasco-Feliciano López, mientras Modesto Vázquez se inclinó por David Nalbandian en compañía de Eduardo Schwank, dejando fuera a Juan Ignacio Chela.

La final se cerrará el domingo con los otros dos individuales, en principio fijados entre Nadal y Del Potro, los dos números uno, y entre Ferrer y Mónaco, que jugarían el decisivo quinto punto en caso de llegarse con empate a dos, si bien se barrunta que Nalbandian podría disputar ese partido a vida o muerte si se diera el caso.

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