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Los mejores cómics de 2009

De Marcha te selecciona los mejores cómics del año 2009.

el 23 dic 2009 / 20:16 h.

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Ya lo decía el anuncio de una conocida marca de automóviles: a los seres humanos nos encanta hacer listas. Y si hay una época propicia para ello, ésa es el final de un año y el comienzo del siguiente. Es en este singular momento cuando en la prensa nos hacemos eco de lo mejor y lo peor que ha trufado los 365 días que tocan a su fin.

Y aunque esta sección de cómic sea joven dentro de las páginas del suplemento DeMarcha que ofrecemos cada jueves, eso no quita para que en las muchas líneas que siguen no vayamos a ser capaces de ofreceros un vistazo bastante completo a lo que se ha podido encontrar en las estanterías de las tiendas de cómics durante este 2009.

Es más, dada la fecha en la que nos encontramos, sirva esta doble página como guía a esos que, llegadas las Navidades, no saben que regalo hacer a aquél enamorado de los cómics al que quieren sorprender.

Superhéroes yanquis
Como por algún sitio hay que empezar, comencemos por lo que durante mucho tiempo ha sido el alimento fundamental de generaciones de lectores: los tipos con superpoderes enfundados en mallas. Y hagámoslo afirmando algo que resulta doloroso, ya que lo que DC y Marvel son capaces de ofrecernos hoy por hoy no es ni la sombra de lo que una vez llegó a publicar. Enfrascados en sagas de tamaño desmesurado que agrupen a cuantas más series mejor, resulta lamentable tener que contemplar como la gran mayoría (sino la totalidad) de las colecciones de ambas editoriales no son capaces de levantar el más mínimo interés al lector de siempre, y mucho menos al que se acerque por primera vez a sus universos. En esta tesitura, lo mejor del año han sido varias reediciones de material ya existente entre las que ya destacábamos hace unas semanas la fabulosa edición en tapa dura de Los Ultimates (Panini,  cartoné, 368 pag, 34.95 euros) o los dos volúmenes que Astiberri dedicaba a recoger la totalidad de Zot!  (Astiberri, dos libros rústica 280-304 pag, 20 euros c/u) un cómic de superhéroes independiente firmado por Scott McCloud, una de las figuras teóricas más influyentes en el mundo del tebeo.

En cuanto a novedades sólo dos sobresalen del resto: All-star Superman (Planeta DeAgostini, cartoné 304 pag, 20 euros), una magistral y espectacular puesta al día de todos los mitos que han rodeado alguna vez al hombre de acero y Batman, ¿qué le sucedió al cruzado enmascarado? (Planeta DeAgostini, cartoné 88 pag, 9.95 euros) o cómo en dos números se puede escribir una de las mejores historias del murciélago. Los otros cómics americanosAfortunadamente, no todo lo que llega del otro lado del charco son superhéroes, y en este sentido han sido grandes algunas de las sorpresas que nos ha deparado el 2009. Para empezar, cabría destacar esa monumental adaptación del Génesis (La Cúpula, cartoné 220 pag, 29.90 euros) llevada a cabo por el padre del underground americano, Robert Crumb, o la que probablemente será mirada en el futuro como una de las obras esenciales para entender el noveno arte, la magistral George Sprott de Seth (Random House Mondadori, rústica 96 pag, 17.90 euros).


De entre lo demás que nos ha llegado, citar dos títulos que, aún amparados bajo el sello DC, se alejan mucho de lo que supone el grueso de la editorial: Historias de la Guerra (Planeta DeAgostini, cartoné 480 pag, 35 euros), soberbio compendio de relatos bélicos; y Northlanders (Planeta DeAgostini, rústica 200 pag, 15.95 euros), aventuras de vikingos de un realismo y brutalidad muy poco habituales en el cómic mainstream americano.


Lo que vino de oriente
Aunque la cantidad de títulos que se editan en nuestro país de manga podría indicar lo contrario, no hay mucho que destacar en unos cómics llamados a ser de rápido consumo. Pero, como en todo, hay honrosas excepciones que este año han quedado ejemplificadas en dos títulos. Por un lado Hitler (Glénat, rústica 288 pag, 12 euros), la vida del führer vista por  Shigeru Mizuki; y por el otro Una vida errante (Astiberri, dos libros rústica 416-432 pag, 24 euros c/u), la obra autobiográfica de Yoshihiro Tatsumi que narra los comienzos del manga en Japón.

El poder del viejo mundo

Para todos aquellos a los que el cómic americano y el manga suponen un engorro, Europa sigue siendo la gran alternativa mensual. Y aquí hay mucho (muchísimo) entre lo que elegir: desde Dándole vueltas (Astiberri, rústica 184 pag, 19 euros) compendio de historias cortas que definen a la perfección el carácter de uno de los mejores autores de nuestro continente, el gran Frederik Peeters; hasta Prototipo (La Cúpula, cartoné 116 pag, 18 euros) brillante e hilarante propuesta del irreverente Ralph König. Entre ellas dos, todo un rosario de historias como las que quedan recogidas en los tres volúmenes de los Diarios de Guerra de Hugo Pratt (Panini, tres libros cartoné 230 a 270 pag, 15 euros c/u), la que nos propone Émile Bravo como origen de Spirou en la magistral Diario de un Ingenuo (Planeta DeAgostini, cartoné 72 pag, 10.95 euros), el juego de silencios de En pocas palabras (Astiberri, rústica 160 pag, 17 euros) del siempre estimulante Jason, ese fascinante experimento visual que ha sido La estación de las flechas (Sins-entido, cartoné 104 pag, 18 euros) o el último trabajo del italiano Gipi, un autor que siempre sorprende y que en Mi vida mal dibujada (Sins-entido, cartoné 146 pag, 19 euros) traza un fascinante relato entre lo ficticio y lo auto-biográfico de similar modo, aunque mucho menos lisérgico a como hace Jean Giraud en su Inside Moebius (Norma, cartoné 220 pag, 29 euros).

El tebeo español

Y si variada es la producción europea, no se puede decir menos de la española de la que destacaremos dos reediciones y cinco títítulos sobresalientes sabiendo que fuera de esta escueta selección nos dejamos muchas obras que merecerían estar en ella sin duda alguna. De las dos primeras  (que vale, no son españolas propiamente dichas, pero me lo van a perdonar por esta vez, ¿verdad?) poco hay que decir más allá de que deberían ser parte fundamental de cualquier tebeoteca que se precie : As de Pique (Dolmen, libro cartoné 226 pag, 25 euros), los relatos bélicos de Barreiro y el gran Juan Giménez; y Las puertitas del señor López (Planeta DeAgostini, cartoné  200 pag, 12.95 euros), imprescindible título de Trillo y Altuna.  Las cinco novedades agrupan a 36-39: Malos tiempos (Glénat, cuatro álbumes cartoné 56-64 páginas, 15 euros c/u) una obra maestra del cómic español en la que el maestro Carlos Giménez visita de forma desgarradora la Guerra Civil; Burbujas (Norma, libro cartoné 280 pag, 24 euros) brillante disertación sobre lo divino y lo humano de Daniel Torres; El juego de la luna (Astiberri, cartoné 136 pag, 21 euros) fabulosa confirmación en forma de mágico cuento de que en José Luis Munuera tenemos a uno de los mejores valores actuales de nuestro cómic; La isla sin sonrisa (Glénat, cartoné 56 pag, 12.95 euros), eclosión definitiva de Enrique Fernández con una historia que coquetea con el universo de Hayao Miyazaki y Las calles de arena (Astiberri, cartoné 116 páginas, 15 euros) o de cómo Paco Roca sobrevivió al efecto Arrugas para dar en el clavo con una soberbia obra.

Lo dicho, no son todas las que podrían haber estado, pero si una excelente muestra del cada vez mejor estado de salud con que cuenta el cómic en nuestro país. Que siga así por mucho tiempo.

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