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Los mutilados del Triunfo tienen los meses contados

Decoro. Es lo que demandan a gritos los cuatro ilustres esculpidos a los pies de la Inmaculada. Martínez Montañés, Murillo, Juan de Pineda y Miguel Cid presentan pérdida de masa pétrea por muy saneados que se les vea. Urbanismo tomará cartas en el asunto: estudio al detalle, intervención y mantenimiento. Foto: José Manuel Cabello.

el 15 sep 2009 / 21:02 h.

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Decoro. Es lo que demandan a gritos los cuatro ilustres esculpidos a los pies de la Inmaculada. Martínez Montañés, Murillo, Juan de Pineda y Miguel Cid presentan pérdida de masa pétrea por muy saneados que se les vea. Urbanismo tomará cartas en el asunto: estudio al detalle, intervención y mantenimiento. Si la ciudadanía colabora, miel sobre hojuelas.

El pasado diciembre, en el día de la Inmaculada, con los tunos entonando sus cánticos en derredor del famoso monumento bajo la atenta mirada de cientos y cientos de ojos, quedó nuevamente patente: el hito inmaculista erigido en 1918 por el arquitecto municipal Juan Talavera Heredia, por muy blanquito que se vea -cuánto ha ganado desde que se eliminó, hace ya sus años, el tráfico por el Triunfo-, necesita una restauración seria, rigurosa, paciente, fruto del conocimiento y, cómo no, reconstruyendo lo que haya que reconstruir, porque es tal la pérdida de masa escultórica que presentan algunas zonas -la cara y las manos del imaginero Martínez Montañés son el mejor ejemplo, como ilustra la imagen de la derecha- que más parece una suma de despojos pétreos que un hito que buscar como fondo fotográfico.

Y no es de recibo mantenerlo así cuando se halla en pleno epicentro turístico, en un área que pisan a diario miles de pies foráneos y con tres Lugares Patrimonio de la Humanidad alrededor. Bien, pues la Gerencia de Urbanismo ha tomado buena nota de ello y, al igual que se les ha devuelto el decoro a la estatua de Velázquez en el Duque o al Martínez Montañés del Salvador, o al Daóiz de la Gavidia y al mismísimo San Fernando en la Plaza Nueva, ahora hará lo propio con el Monumento a la Inmaculada. En vísperas de la pasada efeméride ya se anunció, pero es que ya ha sacado a concurso el proyecto de conservación y restauración, según informa la agencia Europa Press. Y no se quiere ir con prisas.

Se busca a una empresa con experiencia que elabore un informe previo sobre el estado de la composición escultórica, con análisis químicos del estado de la piedra. Asimismo, los restauradores deberán realizar un análisis histórico-artístico de la obra, una planimetría del estado de conservación y una reconstrucción sobre soporte fotográfico de las esculturas presentes en dicho monumento.

Una vez conocidos los males, se procederá a atajarlos de la mejor forma posible, con criterios reversibles y, en las zonas en las que haya que reconstruir partes perdidas -que no son pocas-, se deberá hacer aunque dejando bien patente qué parte es la nueva, de acuerdo con los criterios patrimoniales al respecto. El contrato contempla una limpieza general de la composición escultórica, la limpieza química en las partes que lo permitan por su buen estado de conservación y un tratamiento de consolidación de las superficies. El proceso se terminará con la eliminación de los grafitis acumulados en la base del hito.

Las distintas figuras del monumento tendrán un tratamiento especial. A Juan de Pineda se le repararán el pliegue de la capa junto a la mano izquierda y la mano derecha, además de retocar su gorro. Esta prenda también se tocará en el caso de Murillo, y sus zapatos, y se le reconstruirá media mano izquierda y la paleta, y se retocará su cara. Esto mismo se hará con la cara y manos de Martínez Montañés. Y a Miguel Cid se le revisará la nariz y parte de sus dedos y la lira que porta.

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