Cuando uno busca piso tiene muy en cuenta aspectos que no sólo tienen que ver con lo estético. Si la vivienda está en un sitio ruidoso, pierde puntos. Pues las aves parecen moverse por los mismos parámetros que cualquier otro mortal. De ahí que se decanten por algunas propiedades privadas o de la Iglesia situadas en el Centro de la ciudad, ya que son en ellas donde encuentran "tranquilidad para criar y vivir", afirman los autores de Calles aladas. Los nidos cinco estrellas de los pájaros en el casco histórico son el palacio de Dueñas, el convento de Santa Paula y la casa-palacio Pilatos, entre otros.
Los autores del libro reclaman una política de forestación de la "gran mayoría del casco antiguo" con el fin de que la avifauna pueda seguir disfrutando de esa tranquilidad. Exceptuando los jardines y algunas plazas, "muy pocas son las calles que poseen masa forestal", apuntan. Tan sólo hay árboles en el caso de la Avenida de la Constitución, la calle Laraña hasta La Campana y Adriano. Los expertos abogan por plantar naranjos e incluso "generalizar el uso de los maceteros ya usados por el Ayuntamiento en varias calles del Centro". En ellos se podrían plantar, apostillan, "especies arbustivas perennes de bajo porte".
El problema del Centro no es sólo que sea una zona deficitaria en cuanto a árboles, sino que, además, "la gran cantidad de pequeñas plazas que existen no poseen ningún tipo de conexión a través de sus calles". Debido a esto, prosiguen los expertos, "la mayoría de las plazas del casco antiguo se encuentran aisladas y, en consecuencia, la diversidad de especies es muy baja".
Pero no sería ésta la única medida a adoptar para conseguir un parque de viviendas adecuado para las aves. Dicen los autores de la investigación: "En nuestra ciudad hay un alto número de glorietas donde se pueden realizar plantaciones que ayuden al mantenimiento e incremento de la avifauna urbana. Por ello, en nuestro modelo general de gestión en relación con la avifauna y la vegetación urbana, planteamos diferentes alternativas, encaminadas a la creación de un mosaico de vegetación urbano rico visualmente y adecuado para las aves".
Hay dos espacios fuera del entorno urbano sobre los que los expertos llaman la atención. Son la dehesa de Tablada y la esclusa (la antigua, claro). Sobre el primero, lo dejan claro: "Cualquier modelo de ordenación debe tener en cuenta muy especialmente a las aves que usan este espacio (...) La dehesa podría jugar un papel crucial en el mantenimiento de la biodiversidad de Sevilla".
Para conservar el único espacio virgen que queda en la ciudad plantean la reforestación de la margen más cercana a la carretera para así reducir los niveles de ruido y contaminación, así como la instalación de cajas anidaderas para un mayor desarrollo de la avifauna.
En el caso de la esclusa, ésta es una zona dormitorio y de cría para las aves. Como medida de conservación "sería aconsejable la sustitución de los tendidos eléctricos, de la señalización de los mismos y la reforestación de las márgenes". Al ser un espacio acotado por la SE-30, "la avifauna -alertan los autores de Calles aladas- presenta un riesgo permanente que puede ser eliminado con la implantación de pantallas de vegetación".
