Los 738 niños bielorrusos que han pasado 40 días en Sevilla acogidos por familias de la Confederación de Hermandades de San Cirilo comenzaron a marcharse ayer de forma escalonada, tras una estancia en la que han podido olvidar por un tiempo su día a día cerca de Chernóbil, donde en 1986 se produjo la catástrofe radiactiva.
Las familias sevillanas despidieron a los menores en el aeropuerto de San Pablo, donde se vivieron escenas de emoción tras las exitosas jornadas de convivencia, en las que los niños han sido sometidos a diversos análisis médicos.
La expedición de este año ha sido la más nutrida de cuantas han organizado las hermandades desde que comenzara su programa de acogida en el año 2001, de la mano de la Hermandad de El Cachorro, a la que se han sumado el Dulce Nombre, la Trinidad y el Consuelo de Cantillana.
