Cerrar filas. El Presupuesto de 2010 va a obligar a adoptar decisiones impopulares e, incluso, en contra del programa con el que el PSOE acudió a las urnas hace dos años. A Griñán le gusta hablar claro y por eso ya ha dejado sentado que los números son los que son y que hay cosas a las que no se les puede estar dando vueltas. Por ejemplo, a la decisión de aplazar sin fecha la aprobación de la ley de inclusión social que fijará el derecho de todo andaluz a una renta básica. Eso sí, el presidente andaluz ha reclamado a su partido que cierre filas en éste y otros tijeretazos que se avecinan. El PSOE-A dice que lo tiene claro. A ver qué pasa.
Al límite. Las costuras del gasto social están a punto de pegar un reventón. El Gobierno andaluz ha hecho cálculos y asegura que los 7.000 millones que ahora gasta en el casi millón de parados andaluces es lo máximo que se puede permitir. Incluso el presidente ha confesado que le parece demasiado y sobre todo no ha ocultado la desazón que le provoca que el Gobierno gaste más en paro que en educación. Es la abultada factura de la crisis.
Crispación. De todas estas circunstancias económicas piensa sacar partido la oposición. Cada uno a su forma. El PP con frases sonoras, como la de que la subida de impuestos es un "ataque brutal a las clases medias", e IU con sus pancartas. La actitud de Sánchez Gordillo en la Cámara no cambia. Él se siente respaldado por su formación y la Mesa del Parlamento no piensa llegar más allá de una amonestación verbal. Muchos ya piensan que es hora de utilizar el Reglamento y de poner una sanción económica a IU. La presidenta de la Cámara, de momento, ha descartado esa opción.
Campaña. Y de la crisis a las leyes locales, sin el PP, y a la campaña de las municipales. Muchos socialistas estarán contentos de saber que el rostro más conocido del Gobierno hará campaña. Rosa Aguilar se siente, confiesa, socialista sin carné. Por ahora.
