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'Los okupas se equivocan: los bomberos no torturamos'

Javier, un bombero que pasó muchas horas en el zulo de Casas Viejas e hizo de mediador entre los okupas y la Policía, rechaza las acusaciones.

el 14 sep 2009 / 21:05 h.

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Creo que hemos hecho el tonto. Yo pasé horas en el zulo hablando con ellos, les di agua, les hice masajes porque decían que se les dormían los brazos, les bajé caramelos sin que lo supiera la Policía... y no sólo estaban mintiendo y podían soltarse, sino que dicen que los hemos torturado". El bombero Javier Sanabria estuvo en Casas Viejas las 36 horas que duró el encierro de dos okupas en un zulo a cuatro metros bajo tierra, la semana pasada. Al acabar su turno no quiso irse: es experto en rescate en derrumbes y pensó que podía hacer falta. Ayer estaba dolido por las acusaciones de "tortura" de la red contraria al desalojo del activo centro social que ha funcionado ilegalmente durante seis años en el Pumarejo, en un edificio privado que llevaba 20 años vacío.

Las acusaciones de los okupas le han abierto los ojos: "durante horas intenté convencerlos para que salieran porque era peligroso, hablamos mucho, me contaron toda la historia de Casas Viejas. Pero si estaba mucho rato se ponían nerviosos y me echaban. Ahora veo que querían soltarse para estar más cómodos".

Un okupa, Agus, llegó a preguntarle que por qué no les hacía fotos "para venderlas". Le respondió que las únicas fotos que se hicieron eran "profesionales", para saber cómo apuntalar el zulo porque iban a empezar a cavar un túnel paralelo. Algo que los bomberos también intentaron retrasar porque era un riesgo para los encerrados y para los que debían ejecutarlo. Los okupas le dijeron que sólo podrían hacerlo si iban "con un policía que les diera dos hostias", lo insultaron y le dijeron que tirarían a patadas lo que apuntalaran.

Lo entendió todo cuando, ya con el primer okupa, Iván, en una ambulancia camino del hospital, vio la cámara oculta en la pared: "nos provocaban porque esperaban que hubiera agresiones y poder grabarlas, pero se equivocaron: nuestro trabajo es salvar vidas. Lo que han hecho me parece tan vil como las torturas psicológicas que dicen haber recibido".

El bombero llegó a negociar, personalmente, con la red de apoyo, porque a la Policía "no la querían ni ver". Contra todo manual, hizo de enlace con quienes esperaban fuera de cómo se encontraban sus compañeros. "Estábamos preocupados porque veíamos el túnel inestable y ellos lo confirmaban, aunque ya fuera dijeran otra cosa". Lo hizo sin saber que, además de cámaras y micrófonos, tenían un móvil escondido en el zulo. La prensa pudo verlo dirigirse una y otra vez hacia el grupo de apoyo, con el uniforme lleno de polvo: "crucé unas 40 veces el túnel de cuatro metros, arrastrándome porque era una gatera. Tengo los codos hechos polvo".

Javier compareció ayer con Bonifacio Expósito, otro bombero que dobló turno durante el desalojo; y el responsable de su sindicato, Juan Carlos Bernabé. Admitieron cierta "simpatía" por el movimiento okupa que se les ha venido abajo: "han perdido credibilidad, con nosotros se han equivocado por completo".

El sindicato no los denunciará por injurias, como la Policía, "para no darles más notoriedad", pero apoyará a los bomberos si lo hacen. Tras lo ocurrido, Sanabria dijo ayer que, si lo llega a saber, "hubiera dejado actuar a la Policía como le hubiera parecido conveniente".

El Sindicato Unificado de la Policía reiteró ayer que se sumará a la denuncia de la Jefatura de Policía, destacó que el zulo recuerda mucho a los de ETA y dudó de que se hubiera construido "sólo" para este encierro.

En la misma línea se pronunció el primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos, que dijo que no puede "avalar" la acusación de torturas porque él, que presenció el desalojo, vio una "exquisita profesionalidad" en todos los que intervinieron. Añadió que se actuó "con un solo sentimiento: rescatar a dos personas que se consideraba que estaban en serio peligro", aunque luego se supiera que los okupas habían mentido.

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