Los ministros de Defensa de los siete países clientes del A400M acordaron ayer aplazar tres meses, hasta el 1 de julio, la fecha prevista para tomar una decisión sobre la rescisión del contrato debido a los retrasos del avión.
Los países compradores de los aviones integrados en la organización de cooperación en materia de defensa OCCAR -Francia, Alemania, el Reino Unido, España, Bélgica, Luxemburgo y Turquía- tienen derecho a reclamar la cancelación del contrato de compra de 180 aviones A400M a partir del próximo 1 de abril al no haberse realizado aún el primer vuelo. Una posibilidad que ya advirtió el pasado martes el consejero delegado de EADS, Louis Gallois en la presentación de resultados en Múnich, aunque la consideró poco probable porque necesita de la unanimidad de todos los países. Sí es más factible que cada nación individualmente anule "avión por avión" cuando éstos acumulen un retraso de diez meses sobre la entrega prevista.
Por ahora, los ministros francés, alemán, español, británico, turco, belga y luxemburgués han decidido dar una prórroga de tres meses para tomar una decisión al respecto -a propuesta de Francia-, aunque también han acordado constituir una comisión técnica para revisar las condiciones del programa y establecer un nuevo plan de viabilidad, informaron a Efe fuentes del Ministerio de Defensa español. Así, establecieron contactar cada quince días para evaluar los avances de la comisión que formarán técnicos de todos los países y de la OCCAR.
Los ministros coincidieron en que la industria tiene una buena parte de responsabilidad en los baches del proyecto, por lo que creen que debe ser también una buena parte de la solución.
España, que tiene el centro de montaje y de entrega del A400M en Sevilla y cuenta con una carga de trabajo que ronda el 10%, está satisfecha con este resultado, ya que considera que se ha dado al programa el impulso que había perdido en los últimos meses, cuando se cuestionó la viabilidad de la construcción del avión militar. Por el momento, los países han expresado su vocación de impulsar el programa, y lo consideran de importancia estratégica para la industria de defensa europea. "Ningún país ha dicho que se echaba atrás", según las fuentes, presentes en la reunión. Ya la ministra de Defensa española, Carme Chacón, mostró antes de la reunión su confianza en que habría consenso para seguir adelante.
