No le queda más remedio. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete se mostraron convencidos ayer de que el Parlamento griego cederá a las intensas presiones y aprobará la semana que viene el plan de ajuste y privatizaciones por valor de 28.000 millones de euros pactado con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La aprobación del programa de austeridad es la condición que exigen los Veintisiete para desbloquear la ayuda de emergencia de 12.000 millones que necesita Atenas para no suspender pagos en verano. Y también para elaborar un segundo rescate, de alrededor de 100.000 millones, que cubrirá las necesidades de financiación del país hasta 2014.
Los líderes europeos se mostraron inflexibles con la pretensión del Gobierno de Atenas de suavizar el plan. De hecho, la troika (formada por expertos de la Comisión, el Banco Central Europeo y el FMI) descubrió esta semana que en las medidas que las autoridades griegas iban a someter a votación faltaban todavía 3.800 millones para cumplir el plan acordado.
El primer ministro griego, George Papandreu, se mostró convencido de que el plan se aprobará gracias a la mayoría que su partido, los socialistas del Pasok, ostenta en el Parlamento, pese a las deserciones de algunos diputados las últimas semanas, porque éstos están determinados a evitar la quiebra de Grecia.
"Esta madurez me hace confiar en el buen juicio de los parlamentarios para que podamos superar este obstáculo y continuar con unas reformas muy duras que serán beneficiosas para el país", dijo Papandreu.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, subrayó su confianza en que el primer ministro griego haga valer "todo su peso político y el de su Gobierno" para conseguir que el plan de ajuste supere el voto del próximo martes, al tiempo que insistió en la importancia de que las reformas de Papandreu cosechen el "más amplio" apoyo parlamentario. A este respecto, Merkel afirmó que el jueves dijo "claramente" al líder de la oposición conservadora en Grecia, Antonis Samaras, que es "muy importante" que no bloquee las medidas y que el "más amplio acuerdo" será "mejor para el euro y para Europa".
Los líderes europeos ratificaron también que el segundo rescate griego se financiará no sólo con fondos públicos sino también con la participación del sector privado . Esta participación, que debe permitir una "reducción sustancial" de la contribución pública, se orquestará invitando a los bancos a comprar nuevos bonos griegos cuando expiren los que tienen en su cartera. Pero tendrá carácter totalmente voluntario para no ser interpretado como un impago por los mercados o las agencias de rating.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó que los bancos y las aseguradoras francesas, los más expuestos a la deuda griega, están dispuestos a participar.
Papel de la oposición. También el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero pidió a la oposición griega responsabilidad y se quejó de la falta de apoyo del PP español a sus reformas, aunque reconoció que el apoyo de la oposición "no es una condición sine qua non" para que la UE y el FMI desbloqueen las ayudas.
Zapatero aseguró además que el "compromiso de solidaridad y de responsabilidad con la Zona Euro es sin duda el criterio que guía y ha guiado al Consejo y a los líderes europeos" y justificó este "compromiso de apoyo a Grecia" porque es "vital para la Eurozona".
Por su parte, el coordinador económico del PP, Cristóbal Montoro, aseguró que España "no es Grecia ni en términos económicos ni políticos" y por lo tanto, "no está intervenida", sólo "supervisada", por lo que su formación está "diciendo a todos" que en nuestro país "no se hacen las auténticas reformas", sino cambios "cosméticos" y por ello la economía "no crece".