Los miles de indignados de toda España que están ocupando los principales espacios públicos de sus ciudades han roto el último tramo de la campaña electoral y han puesto de los nervios a los políticos, que afrontan el día de hoy con la mirada puesta en los campamentos improvisados del movimiento 15-M .
La decisión de la Junta Electoral Central que prohibió estas movilizaciones y que el viernes fue refrendada por el Tribunal Supremo y el Constitucional no achantó a estos ciudadanos, más bien todo lo contrario, siguieron saliendo en masa a la calle para reclamar cambios.
El Ministerio del Interior informó ayer que el viernes no se produjo ningún incidente en las protestas del movimiento 15-M y cuantificó en alrededor de 58.000 personas las que participaron en las concentraciones.
La movilización más numerosa de todas es la que se desarrolla en la madrileña Puerta del Sol, donde ayer, al cierre de esta edición, cada vez más indignados se concentraban en ella para protestar en las horas previas a las elecciones autonómicas y municipales. Tal era el número de personas que acudía a la cita del movimiento 15-M que resultaba prácticamente imposible el acceso a algunas de las calles que conectan con la madrileña plaza.
Ante la presencia de agentes de la Policía Nacional, que tenían orden de no actuar, los participantes afrontaron ayer la sexta noche consecutiva con una cifra de personas muy superior a cuando dio comienzo la acampada, el pasado lunes.
A lo largo del día de ayer, las personas presentes en la plaza madrileña fueron ocupando la totalidad del espacio disponible en las zonas de la acampada, con ligeras variantes, según las horas.
Así, calles como la que conduce a la Puerta de Alcalá se encontraba totalmente abarrotada de gente, mientras que en otras vías colindantes a la Puerta de Sol, como Montera o Preciados, también había una importante presencia de ciudadanos.
Los concentrados en la Puerta del Sol guardaron ayer, poco después de las 21.00 horas, un minuto de silencio para demostrar la unidad del movimiento y su respeto a la jornada de reflexión.
Durante el minuto de silencio, a semejanza del grito mudo realizado el viernes por la noche, los participantes elaboraron un mosaico humano en el que levantaron la cabeza y abrieron las manos "para abrazar" el mundo.
Los organizadores de la concentración explicaron que con esta acción quieren mostrar "al mundo que nos está mirando", la unidad de su movimiento y el respeto a la jornada de reflexión.
Previamente a este acto, los concentrados en Sol desplegaron una pancarta gigante en el edificio de Tío Pepe con el siguiente lema: "Abajo el régimen, viva la lucha del pueblo y sin miedo". En este momento miles de personas aplaudieron y coreado cánticos como "lo llaman democracia y no lo es" y "El pueblo unido jamás será vencido".
