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Los Planetas: De vuelta al universo del rock flamenco

el 13 abr 2010 / 18:52 h.

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La banda granadina Los Planetas vuelve esta semana al mercado con su último  trabajo, el octavo disco de su carrera, que se llama Una ópera  egipcia, y cuyo single, No sé cómo te atreves, en el que colabora La Bien Querida, está a la venta en formato digital desde marzo. Tras La leyenda del espacio ( 2007), en el que el grupo se reinventó reivindicando el flamenco, Una ópera  egipcia es un álbum “más abierto”, que recuerda los más clásicos de  Los Planetas, con canciones de pop psicodélico y espacial, melodías  pegadizas entre laberintos de guitarras y sinfonías de emocionante  ruido.

En este trabajo reinciden en la elaboración planetista de los palos flamencos y exhiben una nueva etapa estética con el dibujante Max en la portada. Cuentan ellos que el nombre viene de un giro gitano antiguo que calificaba de Ópera Egipcia (nada que ver con castizas zarzuelas de faraones) a todo aquello de categoría superior, se lo oyeron a la Niña de los Peines pero el origen concretamente hace referencia al hecho de que al compositor Verdi le encargasen una ópera (Aida) para la inauguración del Canal de Suez.

Este disco repasa los cánones de Los Planetas a lo largo de su trayectoria. Hay canciones que remiten directamente a la frescura de sus singles pop, como Una corona de estrellas, que aunque esté basada en unas romeras, tiene el sonido del pop ruidoso más chispeante de Los Planetas. Soy Un pobre granaíno (ya incluida en Principios básicos de la astronomía, es la adaptación de una colombiana pero también recuerda a Los Planetas más contagiosos de pildorazos como De Viaje.

La más alejada del flamenco es No sé cómo te atreves, conmovedora balada noise-pop que continúa la ruidosa línea trazada desde el pop eterno de Phil Spector al de The Jesus and Mary Chain y que canta Jota junto a La bien querida. Es un hit tan irresistible como lo fue Segundo premio. Otra candidata a single es Siete faroles, unas cantiñas de Córdoba apoyadas en un riff de teclado efervescente con guitarras burbujeantes y un extraordinario bajo a cargo de Antonio Arias (Lagartija Nick). Suena a psicodelia pop saltarina y pegadiza, con un puente fascinante que, aun siendo propio de las alegrías, remite al pop barroco de los años sesenta.

Algunos temas están más a caballo entre el rock jondo de La leyenda del espacio y sus medios tiempos con lento desarrollo de guitarras, como la estremecedora Señora de las alturas, unas alegrías de Manuel Vallejo con guitarras inflamadas en un espectacular mano a mano entre Florent y Banin o Atravesando los montes, una malagueña con afilados trenzados de guitarra y ritmo que muestran lo bien encajada que está la banda en su asimilación del flamenco. Ambas lucen guitarras inspiradísimas.

Pero lejos de acomodarse, Los Planetas añaden nuevos descubrimientos a su revolucionario concepto de flamenco eléctrico para el siglo XXI. Algunos casi por accidente: el disco se abre por tangos (La Llave de oro) en los que tendría que haber entrado la voz de Enrique Morente, pero una guitarra de Banin acabó sustituyéndola para inventar el flamenco-surf en un instrumental poderosísimo y con mucho arte. La Veleta es una sevillana de Las Niña de Los Peines adaptada por Los Planetas para la dulce voz de La bien querida ¡con sintetizadores!, un insólito maridaje entre la electrónica pop y el flamenco, con el referente de New Order y un encantador acabado entre el tecno-pop y la indietrónica.

En definitiva, estamos ante el álbum quizás más variado y completo de su discografía, una "ópera egipcia" que revisa el sonido clásico de Los Planetas desde el pedestal que se erigieron en La leyenda del espacio. La banda muestra una cohesión y una inventiva instrumental colosal que le permite avanzar en una senda en la que siguen abriendo camino solos y sin límites apreciables en el horizonte.

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