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Los plazos de las grandes obras hacen agua

El alcalde quiere acelerar el diseño del tranvía, pero tanto cambio ha dejado el proyecto sin credibilidad.

el 27 feb 2010 / 19:30 h.

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Cálculo electoral. No hay delegado que no resople y mire al cielo al hacer balance de sus obras pendientes. El Plan 8.000, que debía ser un balón de oxígeno, está cada día más cerca de envenenarse y obligar a PSOE e IU a afrontar el año preelectoral de nuevo entre calles levantadas y atascos.

Las cuentas no salen. La lluvia ha retrasado decenas de proyectos y está complicando las imágenes triunfales. Las obras son una molestia necesaria, como ha defendido en repetidas ocasiones el alcalde, pero si se eternizan tienen un coste.

Y sea por el agua -en la mayor parte de los casos- o por problemas técnicos, ese desgaste se está produciendo. Porque meses después de la polémica IU no puede lucir su carril bici y lleva semanas con el puente de Triana levantado; el cementerio sigue lleno de andamios; las grandes obras del río como la biblioteca o el parque de Lipasam parecen no avanzar, no hay peatón que pueda estrenar San Telmo e incluso al IMD tiene sus espinitas clavadas en dos proyectos de Hytasa y San Pablo a los que no le ven el fin.


Movilidad. Y un capítulo aparte merecen los proyectos de Movilidad. La frustración municipal se reflejó el viernes con el alcalde en una visita forzada a la ampliación del Metrocentro hasta San Bernardo, incapaz de dar plazos de finalización de la obra.

Y es la más avanzada. Porque el PSOE empieza a asumir que la campaña se hará con los pasos inferiores en obras y con la imagen de los trabajos parados que tienen muchos ciudadanos en la retina. Pese a que se intentó eliminar el impacto de las obras suprimiendo cualquier intervención en la vía pública del Plan 5.000, los proyectos ya en marcha se van a solapar con los nuevos.

El PP está viendo así un resquicio para encarar la gran baza electoral del Gobierno local. Tras fracasar en su intento de cuestionar la ampliación del tranvía a San Bernardo, ahora se centra en los retrasos, especialmente de los pasos inferiores. Lo del viernes fue el primer aviso de dos obras que se le pueden atragantar al Gobierno.


El Centro. Para lo bueno y para lo malo, la movilidad ha recuperado el protagonismo en el Ayuntamiento. El PSOE quiere ofrecer una imagen de equilibrio en su proyecto del Centro. Entre el taxi y el comercio.

Entre las asociaciones de vecinos -con una representatividad cada vez más reducida y con connotaciones políticas- y las entidades ciclistas. Así lo está trasladando en su ronda de contactos de esta semana. Pero el término medio hace que los golpes lleguen de todos lados.

Ni siquiera IU está realmente conforme con el diseño de Movilidad -cuyos planes no comparten especialmente-, aunque haya plegado velas por cuestiones de equilibrio político.


Tranvía.
El Gobierno insiste en que con lo que hay es suficiente para restringir el tráfico en el Centro, pero no quiere llegar a la campaña con las manos vacías. De ahí que el alcalde forzase las pruebas del nuevo tranvía sin catenarias esta semana -no estaba en los planes ni mucho menos una prueba de carga- y que quiera cerrar un nuevo trazado del tranvía.

El problema es que el propio gobierno ha restado credibilidad a su proyecto: primero una línea circular, luego hasta Santa Justa por San Francisco Javier, luego por la Buhaira, se rescata el trazado del Centro, se vuelve a retirar para que llegue el Metro y ahora se diseña una lanzadera aislada de Santa Justa a la Encarnación que deja sin sentido ese tramo de la línea 2 y se sustituye el enlace entre Santa Justa y San Bernardo por el Cercanías. Y aún queda un año para lanzar promesas al aire.


Sudoku.
Y, mientras, Hacienda ultima sus presupuestos, que pueden llegar incluso antes que el plan de saneamiento, y que acumulan ya varios meses de retraso. No paran de surgir problemas: la Encarnación, Fibes, Tussam y, el último, Mercasevilla. Hasta el 23 de marzo no se resolverá definitivamente si hay que ir a una ampliación de capital y hacer, por tanto, un hueco en las cuentas municipales.

El aplazamiento tiene sus efectos. El Consistorio sobrevive a base de modificaciones presupuestarias y con una importante tensión interna, agravada por elementos dudosos como el primer retraso en muchos años del pago de las nóminas a la plantilla municipal. Los sindicatos temen que sea un primer aviso, aunque se atribuya a un simple fallo técnico.


Torrijos. Pero el escenario de Mercasevilla sigue en los juzgados. IU respira algo más tranquila tras la declaración de Gonzalo Crespo pese a que la juez pidiese información sobre Torrijos.

El ex edil le defendió. Puede que le imputen, pero tras lo dicho por Crespo si lo hace será difícil no arrastrar al resto de la ejecutiva e incluso al consejo de administración.

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