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Los políticos que se van

En esta semana dos políticos han acaparado las portadas de los periódicos por un mismo motivo. En Alemania y en España dos personajes bien conocidos, ambos ocupando puestos de relevancia, han expresado su voluntad de dejar la vida política.

el 14 sep 2009 / 20:14 h.

En esta semana dos políticos han acaparado las portadas de los periódicos por un mismo motivo. En Alemania y en España dos personajes bien conocidos, ambos ocupando puestos de relevancia, han expresado su voluntad de dejar la vida política. Un vicepresidente del gobierno de coalición alemán y el presidente del Congreso de los Diputados español, nada menos. Los motivos de cada uno son distintos, y todos perfectamente legítimos y comprensibles. Lo llamativo no es que se retiren de la política; lo es que sea una noticia, que haya acaparado tanta atención.

Nos sigue sorprendiendo la retirada de un político así, sin más, porque sí. Sin haber perdido elecciones, o haber sido purgado por su partido, o haber sido pillado en algo oscuro. Sin pasar a otro puesto mejor, o mejor remunerado. Sin haber montado un espectáculo. La idea del político como ciudadano que asume temporalmente responsabilidades para luego volver a su vida privada no es la que reconocemos, sino la del profesional que no es que se dedique a la política, es que nunca llega a dedicarse a otra cosa. En el caso que mejor conocemos, el de Manuel Marín, su decisión se suma a una larga carrera caracterizada por la honradez y la coherencia; a muchos les sorprende que haya aguantado tanto. No es mala manera, para uno y para otro, de terminar una carrera política.

Miguel Rodríguez-Piñero Royo es catedrático de Derecho del Trabajo

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