“Si quieren les canto una petenera”, lanzó de pronto el presidente de la Junta, José Antonio Griñán. Dejó de una pieza a los periodistas que se arracimaban a su alrededor ayer en el Parlamento, para pedirle su valoración de la campaña de recogida de adhesiones que está llevando a cabo la Consejería de Cultura para lograr que el flamenco sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Un ordenador conectado en mitad del patio principal de las Cinco Llagas, en día de pleno, sirvió de reclamo a los diputados que, en buen número, se acercaron a apoyar una propuesta que arrancó un insólito voto unánime en la Cámara Andaluza. Sorpresa aparte, el presidente andaluz –reconocido melómano– llamó a unirse a la campaña porque el flamenco “es y debe ser de la humanidad”. “Es una expresión de vida y que sociológica y antropológicamente es importantísima para un pueblo y, al mismo tiempo, tiene el arte del compás y de la gracia al cantarlo”, resumió antes de añadir su nombre a la lista de apoyos que logra adeptos en todo el mundo.
La consejera de Cultura, Rosa Torres, llamó a difundir la “conciencia flamenca” y “despertarla” con el disfrute de la música y ayudando a repartir la imagen de la campaña, con sus chapas, carteles, pulseras, camisetas... que tienen por lema Flamenco Soy. El director de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, Francisco Perujo, explicó que a la iniciativa en la Unesco se han sumado ya 200 ayuntamientos, 500 artistas, 300 peñas, “miles” de firmantes y, ahora, el Parlamento. A la publicidad en festivales como el de Jerez o la Bienal de Sevilla sumarán la que mostrarán también en los centros comerciales de las ciudades andaluzas y también en su deporte. Las canchas del Cajasol y el Unicaja serán las primeras en pedir un empujón a esta lucha.
