Economía

Las bajadas de telefonía y electrónica llevan la inflación de Sevilla a mínimos

Las rebajas comerciales de enero hacen que el índice quede en el 0,2 por ciento con un alza de la cesta de la compra y un descenso de los bienes accesorios

el 14 feb 2014 / 09:23 h.

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mercadonaLa guerra de la telefonía, con la generalización de ofertas de paquetes que agrupan líneas fijas, móviles e internet, y la constante renovación de los equipos audiovisuales e informáticos, obligando a los comercios a colocar el excedente a precios de ganga, son las auténticas protagonistas de la bajada de la inflación en la provincia de Sevilla, cuya tasa anual fue de sólo dos décimas en enero pasado, igual que la media de España y una por encima de Andalucía. Mientras, los expertos miran con recelo los porcentajes advirtiendo del riesgo de deflación, puesto que, paradójicamente, una fuerte bajada del coste de la vida entraña tantos peligros como la tendencia inversa. En concreto, el Índice de Precios de Consumo (IPC) descendió en enero un 1,4 por ciento en comparación con diciembre, debido, como es tradicional, al efecto arrastre que ejercen las rebajas comerciales –un 17,8 por ciento se abarató la ropa y un 8,9 por ciento, el calzado–. Lo que cuenta es la tasa interanual –la acumulada en doce meses–, y ésta se situó en la provincia en el 0,2 por ciento, una contención acorde con el lógico retroceso en las rentas de los hogares por el paro y la tijera salarial. Si atendemos a esa evolución interanual, las principales caídas proceden de las comunicaciones (6,9 por ciento), los productos audiovisuales e informáticos (7,4 por ciento) y servicios recreativos, deportivos y culturales (4,7 por ciento). Y en el lado contrario, el de los encarecimientos mayores, estuvieron todos los gastos de la casa, los más habituales, encabezados por el 4,3 por ciento que experimentó el menaje, el 2,8 por ciento de la electricidad y el gas –cuidado, se habla de índices, no de facturas concretas–, y el 2,2 por ciento de la alimentación, sin olvidar el 3,5 del tabaco (por los impuestos) y el 2,1 de los medicamentos (copagos). Como cabe apreciar, «se encarece lo que es en sí la cesta de la compra, mientras que se abaratan los bienes de los que se pueden prescindir, inequívoca evidencia de que las familias se han ajustado el cinturón por la bajada de sus rentas», explica Fernando Faces, profesor de la escuela de negocios andaluza Instituto Internacional San Telmo. En el caso de Andalucía, el índice mensual (enero sobre diciembre) descendió un 1,5 por ciento, dejando así el interanual en el 0,1 por ciento. Ya hay cuatro comunidades (Canarias, Navarra, Extremadura y la ciudad autónoma de Melilla) con tasas negativas, y otras tantas donde aflora un estancamiento, siendo el promedio estatal del 0,2 por ciento. Ésta es la más reducida para enero desde 1961, año que se iniciara la serie estadística. No existen cifras tan antiguas para Sevilla provincia, y para la región andaluza se retrotraen al año 1979. Por tanto, estamos hablando de niveles históricamente bajos. «Y vamos a menos. El proceso de bajada de la inflación es profundo y el riesgo de deflación, así, está ahí. Es el reflejo de un descenso de la demanda interna, esto es, tanto en el consumo como en la inversión. Y todo consecuencia del paro, los recortes de salarios, la reducción de los márgenes de beneficios empresariales y los ajustes públicos», relata Faces. ¿Caminamos hacia la deflación? El profesor considera que existe ese riesgo, que traería aspectos positivos, como el hecho de frenar el deterioro de las rentas familiares y también de incrementar la competitividad de las exportaciones –a menor precio, mayor atractivo–, aunque los peligros no son menos importantes: pospone el consumo y la inversión ante la perspectiva de que proseguirá ese abaratamiento –léase, sin consumo ni inversión no hay empleo– y es más difícil pagar la deuda. En la Junta de Andalucía estiman que la baja inflación configura «una coyuntura propicia» para políticas expansivas –más inversión pública e incentivos– «que faciliten el crecimiento económico y del empleo».

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