Aunque habra que esperar a que acabe el año para analizar con total certeza la evolución de los precios en 2007, el IPC registrado en octubre comienza a encender las alarmas. Una tasa internaual del 3,6% como la actual, gracias al mal dato del mes pasado (1,3%), no se conocía desde agosto del 2006 y aunque la escalada imparable de la factura del petróleo y por tanto de las gasolinas ya hacía previsible un mal registro, ha sido la cesta de la compra, con ayuda del calzado y la enseñanza, la responsable final de una amenazante inflación que si se mantiene puede lastrar seriamente el consumo, uno de los motores básicos de la economía española. Hasta el propio ministro Solbes ha tenido que reconocer que el extraño comportamiento del coste de los alimentos ha cogido por sorpresa al Gobierno. Sin embargo, los ciudadanos que todos los días acuden al mercado ya han podido comprobar cómo algunos alimentos de primera necesidad como la leche -del que España es deficitaria por cierto- han experimentado subidas acumuladas del 24% en el último año. El mal dato llega además en un pésimo momento. Justo a final de año cuando se toma la referencia para revisar pensiones (noviembre) y sueldos (diciembre) y a cinco meses de unas elecciones generales. Es verdad que el Gobierno no es responsable directo de las subidas, pero sí de adoptar todas las medidas para corregir esta evolución negativa. La fortaleza y flexibilidad constatables de la economía española deberían se capaces de digerir la inflación. Pero pueden no ser suficientes para hacer frente a lo que algunos ya denominan próximo tsunami de los precios alimenticios. De mantenerse el IPC en la tasa de hoy a final de año, el gasto extra de las pensiones llegará a los 2.300 millones de euros. Y como siempre, los que peor lo pasarán serán aquellos trabajadores -en Sevilla nada menos que el 70% del total- que carecen de una cláusula correctora en sus convenios colectivos. Con una sobrecarga de costes en las hipotecas del 30% en este año el escenario se presenta muy pesimista para millones de españoles. Es hora de adoptar las decisiones oportunas para que las malas previsiones de hoy no se consagren en diciembre.
