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Los problemas económicos y la falta de empleo elevan la adicción al juego

La crisis no solo no reduce el gasto, sino que buscar la suerte degenera en ludopatía; 151 nuevos casos tratados en Sevilla hasta octubre.

el 28 oct 2012 / 18:47 h.

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El pasado sábado distintos actos en la capital sevillana trataron de concienciar sobre los problemas que entraña el juego.
La crisis no solo ha reducido la inversión en juegos de azar, un gasto a priori superfluo, sino que convierte a jugadores sociales en adictos patológicos porque los problemas económicos -y el deseo de un golpe de suerte para resolverlos- y el exceso de tiempo libre que conlleva el paro forman un cóctel explosivo al que se une la proliferación de ofertas de bingos, casinos y tragaperras on line, de fácil e íntimo acceso y sujetos a pocos controles.

Es lo que ven en la Asociación Sevillana de Jugadores Rehabilitados (Asejer) , a la que cada día llegan "dos o tres nuevos casos" de personas o familiares buscando ayuda y en la que actualmente siguen terapia unas 250 personas. No son las únicas. En lo que va de año han sido admitidos en los centros de tratamiento ambulatorio por problemas con el juego de la Consejería de Salud y Bienestar Social 151 nuevos pacientes en Sevilla (641 en Andalucía). La adicción al juego representa el 3,67% de los casos tratados en esta red, donde actualmente siguen tratamiento 2.189 ludópatas en la comunidad.

Las máquinas tragaperras siguen siendo las reinas (siete de cada diez ludópatas son adictos a éstas), pero cada vez más están siendo desplazadas por sus homólogas virtuales. En internet proliferan también bingos y casinos on line, donde la falta de control sobre el acceso de menores y una ley con lagunas en cuanto a la restricción publicitaria en horario infantil hace que "la edad de inicio esté bajando de forma preocupante", según alerta el presidente de Asejer, Gonzalo Cadillá.

"En el juego on line no hay protección para los menores. Solo tienes que poner la edad, que puedes mentir, y nadie te pregunta si la tarjeta con la que juegas está a tu nombre. Eso sí, para cobrar el premio sí tienes que demostrar que es tuya. Tampoco se usa el registro de personas que tienen autoprohibido el acceso a bingos y casinos, porque no te piden el DNI... en fin, se podrían poner más trabas", explica Cadillá. A su juicio, la reciente ley reguladora del juego en internet se ha centrado en asegurarse que las plataformas del negocio tengan sede en el país "en vez de en las Bahamas" para que los impuestos se queden aquí, pero tiene fallos en cuanto a la restricción de la publicidad. "Los bingos, por ejemplo, no tienen restricción y se supone que el resto no pueden anunciarse en horario infantil pero sí lo hacen, por ejemplo, en Los Simpson y que me digan a mí que eso no lo ven jóvenes", subraya.

Consciente de esa realidad, desde el año pasado la Junta incluye en su programa de prevención Ciudades ante las Drogas -en colaboración con los ayuntamientos- actividades específicas para prevenir la adicción de los jóvenes al juego patológico y las nuevas tecnologías, ya que en lo que va de año los centros de tratamiento ambulatorio han atendido 205 casos en Andalucía de adictos a las compras compulsivas, los videojuegos, internet o al sexo.

Los jugadores patológicos se "rehabilitan" pero no se curan. La ludopatía es una enfermedad -como tal la reconoce la OMS- crónica. Por eso, a más facilidad para acceder al juego, más peligro de recaída y los juegos donde el premio es inmediato son los más adictivos, de ahí el éxito de las tragaperras. No hay un perfil del ludópata. El juego "no hace distinciones", aunque entre las personas en tratamiento la edad media se sitúa entre los 25 y 35 años, con estudios medios y clase media-baja o media-alta. Sí es significativo el dominio masculino. No es que las mujeres no caigan en la adicción, sino que no buscan ayuda y "son más reacias al tratamiento". De los 151 nuevos pacientes atendidos en la red asistencial de la Junta este año, solo cuatro son mujeres, la misma proporción que el año pasado (cuando en todo el año fueron atendidos 176 hombres y cuatro mujeres). Asejer ha hecho una campaña específica dirigida a éstas.

Es difícil fijar cuándo un "jugador social" se convierte en ludópata. Muchos de los que acuden a rehabilitarse llevan años enganchados. La clave es perder el control. Y en ello influye la situación personal que se atraviese. Es ahí donde aparece la crisis. "Una persona que le gusta el juego pero no tiene un problema, se queda parado y se dan dos factores:el problema económico -que la lógica llevaría a pensar que se recorta el gasto pero se concibe como una forma de resolverlo- y el exceso de tiempo libre. ¿Tenía la adicción encubierta o se ha desencadenado al tener tiempo? Es difícil saberlo pero la situación y el tiempo libre influir influyen".

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