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Los pueblos de las marismas negocian una vía para evitar otra plaga de mosquitos

La previsión de los cuatro municipios afectados es que su aparición se adelante a la primavera. Una de las opciones que se baraja es acabar con las larvas antes de que nazcan estos insectos.

el 14 mar 2010 / 22:01 h.

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Los mosquitos tomaron la pedanía de Pinzón en junio pasado.

Los mosquitos amenazan con volver con más fuerza que nunca a las marismas del Guadalquivir. La última plaga vivida en junio pasado ha puesto en alerta a los vecinos de los cuatro municipios afectados -Utrera, Los Palacios y Villafranca, La Puebla del Río e Isla Mayor-, que no quieren revivir la pesadilla de un batallón de insectos tomando sus campos de cultivo y, sobre todo, sus casas.

Hace bien poco que el temporal dio su primera tregua y ya se notan los efectos de tantos días de lluvia, que han creado el caldo de cultivo idóneo para las larvas de mosquito. Isla Mayor ya sufre los primeras concentraciones de mosquitos "y todavía estamos en marzo", según explica su alcalde, Ángel García Espuny (IU). "Paseo en moto y tengo mosquitos hasta en las orejas", añade. El regidor señala que el hecho de que no haya parado de llover ha llevado a que Isla Mayor, una zona de arrozales, "parezca como si fuera el tiempo de la siembra", que es el momento clave para la proliferación de las larvas que después darán lugar a los mosquitos. Además, reconoce que "quedan multitud de larvas del año pasado y los insectos aparecen en cuanto se llega a los 20 grados".

Como medida de prevención, el Ayuntamiento de Utrera ya solicitó en el pleno una actuación de la Junta o el Estado ante la previsión de que la plaga "se adelante a primavera" y afecte nuevamente a la pedanía de Pinzón. Mientras tanto, en La Puebla del Río empiezan a aparecer los denominados mosquitos molestos, que "no pican, pero se te meten por todas partes". Así lo reconoce el concejal de Medio Ambiente, Francisco Carvajal (PSOE), consciente de que el temporal "ha llenado los humedales y las larvas proliferan". Eso sí, precisa que no hay alarma, algo que sí puede pasar avanzada la primavera, aunque "se trabaja en dar respuesta oportuna".

Este cometido está en manos de la delegada del Gobierno de la Junta en Sevilla, Carmen Tovar, cuyo equipo lleva tiempo analizando la problemática y que ha emplazado a una reunión a los alcaldes de los cuatros municipios, así como a miembros de la Delegación de Agricultura, para buscar fórmulas para combatir la posible plaga. Una de ellas pasa por combatir su aparición desde la raíz, fumigando los cultivos para acabar con la larva y no esperar a que nazcan los mosquitos. La dificultad del pasado año fue que el Parlamento europeo vetó el uso de unos pesticidas que eran claves para eliminar estos bichos molestos, porque "podían ser dañinos para la flora y la fauna".

Eso sí, los pueblos afectados sí tienen claro que no van a pedir milagros: sea cual sea la actuación "mosquitos van a haber", por la particularidad de vivir de los cultivo del arroz en las marismas del Guadalquivir, algo que atrae poderosamente a estos insectos. Estas poblaciones ya están acostumbradas a que, en cuanto el calor aprieta, aparezca la nube negra de mosquitos a sus campos. Pero no quieren que la molestia se convierta en una pesadilla.

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