Cultura

"Los racistas en realidad se odian a sí mismos"

La antropóloga Claire Auzias publica el libro ‘Gitanas’, una serie de entrevistas a mujeres de esta etnia de toda Europa

el 25 abr 2012 / 19:46 h.

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-Hay quien piensa que rom [gitanos] e integración son dos términos excluyentes, porque ésta acabaría con aquellos como pueblo. ¿Qué respondería?

-Sí, la mayor parte de los gitanólogos de la vieja escuela piensan así. Incluso peor: piensan que los gitanos no son un pueblo, y hacen una propaganda activa al respecto. Ellos viven subjetivamente como pueblo, y objetivamente como ciudadanos. Son el pueblo rom, y son también ciudadanos de la España moderna. Para ellos no hay ninguna contradicción.

-¿Cree que en esa especie de rebeldía está la base del racismo que se ha ejercido contra ellos?

-El racismo es algo muy difícil de comprender. A los racistas no les gusta el otro en general. Son misántropos, y además espíritus infelices que creen resolver su malestar culpando de todo a los demás. No creo que el racismo contra los gitanos se resuma únicamente en que se trata de un pueblo diferente. La gente con un horizonte intelectual o humano limitado es racista. Son gente que se llenan de enemigos, ignoran que en realidad se odian a sí mismos.

-Ser mujer gitana, ¿es sufrir doble discriminación, por raza y por sexo, o el machismo está hoy más atenuado?

-Sí, de hecho, yo no tengo la impresión de que el machismo se haya atenuado. Por el contrario, las mujeres gitanas luchan contra el machismo y por su derecho a la modernidad. Les corresponde a ellas y únicamente a ellas, que son las que sufren todos los riesgos para lograr su libertad. El machismo de la sociedad dominante no ha desaparecido entre los payos, y tampoco entre los gitanos.

-También vemos que entre los rom hay tensiones internas. Los gitanos andaluces se creen más que los del Este, los itinerantes y los sedentarios se miran con recelo... ¿Se segregan entre ellos?

-¡Por supuesto! Hay segregaciones muy importantes entre los diferentes grupos rom. Frente al público, todos se declaran los verdaderos rom, los más auténticos, los más tradicionales...Todos. Es algo muy humano, no tiene nada de extraordinario.

-¿De qué modo ha cambiado a los roms la difusión de la fe evangelista en su seno?

-La fe evangélica se ha presentado como una teología de reacción para los más pobres del mundo, en contradicción con las iglesias oficiales de los pueblos dominantes, que ejercen su violencia contra los rom. Esta iglesia es un refugio postmoderno ante los poderes laicos y espirituales que chocan contra los pobres. Por eso sus seguidores son todos de los estratos más miserables de la población.

-¿Esto basta para conseguir tantos adeptos?

-Es, sobre todo, una iglesia que no impone un dogma rígido. Se adapta y les ofrece a los rom la enorme ventaja de que ellos mismos pueden ser los sacerdotes de esta nueva fe, representantes venerados y respetados de una instancia superior. En términos menos idílicos, se dice que las reuniones de los evangelistas sirven como ocasión de negocio entre los rom de diversos países.

-No sé si habrá oído usted hablar de las mujeres gitanas de un asentamiento chabolista de Sevilla que han representado la Bernarda Alba de Lorca. Este tipo de iniciativas, ¿puede ser la semilla de un cambio real?

-Lorca es el mejor abogado de los rom, y te diría casi del mundo entero. Es un poeta magistral, maravilloso. Los gitanos de España lo veneran como la figura principal de su rehabilitación en el país. Hay que ser consciente de que ha sabido sentir como ellos, su vida desde el interior del Sacromonte (la "Ciudad de los Gitanos"...).

-Pero el teatro ¿puede transformar la sociedad?

-No es suficiente. El teatro tiene su papel, que no es ilimitado; es el de un despertador de conciencias, pero en ningún caso basta para resolver los problemas políticos de los rom. Para no quedarse en buenas intenciones, bastaría con examinar las consecuencias concretas y prácticas logradas con y por las mujeres gitanas de Sevilla.

-¿Cuál es la salud real de las lenguas romaní y caló?

-Las lenguas romaní, y entre ellas el caló, están en grave riesgo. El caló está realmente en vías de desaparición, algo que es resultado de muchos siglos de persecución activa. Al romaní le queda más vida, pero no podría decir que está estable. Si nos basamos en todas las lenguas regionales que fueron vencidas por las lenguas oficiales en otro tiempo, el romaní no tiene más futuro que el museográfico. Proclamar que existe un millar o cientos de miles de hablantes de romaní no cambia nada.

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