La cuerda se está tensando tanto en el Teatro de la Maestranza que se antoja un final de año bastante caliente. El anuncio realizado la semana pasada por el consejero de Cultura, Paulino Plata, de recortar en 2011 un 30% del presupuesto para el coliseo, lo que se traducirá en unos 700.000 euros menos, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Las alarmas se han encendido -por segundo año consecutivo- en el teatro, desde donde se considera que el panorama, tal como se avecina, no les permitirá, se diga lo que se diga desde la esfera política, mantener el nivel de calidad y cantidad -ya mermado esta temporada, que ha perdido un 20% de espectaculos con respecto a la de 2009- aquilatado en estos 20 años.
El tijeretazo de la Consejería de Cultura, sumado al que de nuevo dará el Ayuntamiento, a lo que agregar la bajada prevista del 10% en la aportación del Ministerio de Cultura -los 1,5 millones de la Diputación, a día de hoy, parece que se podrían garantizar-, arrojará una pérdida cualitativa superior al millón de euros, lo que mermará muchísimo su capacidad de programar atendiendo a esa difícil conjunción de mantener la calidad y la cantidad.
Si esta temporada el teatro ha dispuesto de cuatro millones más o menos limpios para abrichar su programa, en 2011 podría descender este montante hasta los tres millones, dándose además la casualidad de que la segunda entrega de la Tetralogía de El anillo del Nibelungo, ya comprometida, de Wagner es incluso más cara que la que estos días puede disfrutarse, El oro del Rin.
No se descarta, dadas las circunstancias, que se convoque un consorcio extraordinario para analizar la dura situación, sobre todo porque desde el teatro se trabaja con mucha antelación y la programación no puede estar a expensas de que lleguen las reuniones de turno.
Ahora mismo, con los recortes de tres de las cuatro administraciones consorciadas, estarían en peligro hasta los títulos de ópera, lo que contrasta con el elevadísimo grado de satisfacción que el coliseo tiene entre el público, con un 92% de ocupación media durante la pasada temporada según los datos de una consultora.
Y más contrasta la situación -comprensible en un escenario de crisis pero no desde el punto de vista de la priorización de iniciativas culturales, donde quizás el Maestranza debiera tener un trato preferente en tanto que se trata de un resorte estratégico clave- cuando el Maestranza está celebrando sus 20 años, cuando es el buque insignia de la cultura andaluza y cuando, el pasado junio, durante la presentación de la presente temporada, el consejero Paulino Plata se jactaba en su discurso de que "desde su departamento se hará un gran esfuerzo para que en los próximos años se mantenga el presupuesto", enmendándole diplomáticamente la plana al Ayuntamiento, el primero en abonarse al recorte en el coliseo -de 1,5 millones que aportó en 2009, este año ha aportado 1,2 millones-.
A Plata le han reducido su presupuesto, cierto es, pero tampoco parece que se haya pensado mucho el tijeretazo de unos 700.000 euros, lo que dejará muy tocado al teatro. Y si encima confía en que sea el patrocinio privado el que acuda al rescate en esta situación adversa, entonces la cosa se pone más negra aún.
Además, para más inri, Plata no ha hablado -como sí hizo el Consistorio el año pasado- en ningún momento de devolver al teatro la parte que deje de ingresar cuando la crisis remita y el panorama sea propicio, por lo que en el coliseo no cuentan ni siquiera con ese margen de seguridad a futuro.
Similar pronóstico cabe hacer de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), participada a partes iguales por el Ayuntamiento y la Junta y donde el primero provocó el año pasado una soberana conmoción al anunciar que reduciría un 20% su aportación habitual, cifrada en 2009 en 3,5 millones de euros.
El bajón llegó a ascender a unos 800.000 euros, matizados hace unos meses con la inyección extra de 200.000 euros, lo que dejó el recorte en unos 600.000 euros. La Junta mantuvo sus 3,5 millones, pero Plata aún no se ha pronunciado al respecto, y nada hace invitar al optimismo, pese a las críticas que su administración vertió sobre el Consistorio.
El asunto originó algo inaudito: que varios ex alcaldes de la ciudad remitieran una carta conjunta a Monteseirín pidiéndole que reconsiderase tamaño recorte. ¿Sucederá ahora lo mismo y apelarán al presidente Griñán?
