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"Los recortes en ciencia cierran las puertas a una generación de jóvenes"

Catalina Lara, catedrática de Bioquímica, analiza la repercusión de los recortes en investigación

el 14 ene 2012 / 20:48 h.

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Catalina Lara, en los jardines del campus de Reina Mercedes, donde lleva trabajando 30 años

"Hace 30 años estuve en la Universidad de Berkeley, en California. Hoy, y pese a los avances, la Universidad española aún no está a ese nivel". Catalina Lara, catedrática de Bioquímica de la Universidad de Sevilla y, desde hace unas semanas, presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Andalucía (AMIT), no oculta su preocupación ante la desaparición de la ciencia de la primera línea de las prioridades del Gobierno de Rajoy. Pero está convencida de que la elección como secretaria de Estado de Carmen Vela -muy contestada por el sector más conservador del PP por haber colaborado con Zapatero- es una garantía.


-¿Qué mensaje quieren lanzar con la creación de la asociación?

-Uno muy claro: si las mujeres altamente preparadas no se integran en el sistema de ciencia y tecnología se está dejando perder el talento de la mitad de la ciudadanía. Es un despilfarro y una injusticia.


-"No basta con pensar que el tiempo todo lo arreglará, hay que actuar porque el retroceso es posible". Este mensaje de uno de los folletos de la asociación resulta de máxima actualidad. ¿Temen que los recortes en ciencia afecten más a las mujeres?
-Siempre que hay un recorte quien más sufre es el colectivo más débil. En este caso, las mujeres. Pero los recortes no van a perjudicar sólo a las mujeres. El efecto en los jóvenes va a ser tremendo. Hay una generación a la que de pronto se le van a cerrar un montón de puertas. Se van a restringir las contrataciones, las becas, los proyectos de investigación... Esto último ya lo veníamos notando en los dos últimos años, no sobre el papel, pero sí de hecho. Los recursos que van a investigación básica, motor de la aplicada, se han reducido mucho.


-¿Cuál fue la impresión al conocer la estructura del Gobierno?
-Me preocupó que del Gobierno hubiera desaparecido la palabra ciencia. Ni siquiera aparecía la innovación. La comunidad científica lo ha interpretado como un auténtico recorte, como una eliminación de la ciencia de la primera línea de prioridades del Gobierno. Pero cuando hemos sabido quién se va a encargar de la Secretaría de Estado ha supuesto una auténtica alegría, alivio y tranquilidad. Si pensamos en las tres o cuatro personas que podían ocuparse de esta materia, Carmen Vela es una de ellas, y de las primeras.


-A ver cuánto aguanta, porque el ataque de la derecha más reaccionaria es duro. ¿La ciencia no se va a posicionar?

-Es una mujer muy capaz, y sí, lo hemos hecho. La Cosce ha emitido un comunicado de apoyo, y varios investigadores hemos escrito en su favor. Es muy capaz y está convencida de que una sociedad sin ciencia está muerta. Va a hacer todo lo posible por revitalizar la importancia de la investigación y el conocimiento científico.


-Resulta contradictorio que Rajoy afirme que mejorará la imagen de España y, al mismo tiempo, corte el grifo a la ciencia obligando a iniciativas ciudadanas como la de la casilla en el IRPF o la de la madre que ha recaudado dinero para que una investigadora siga con su trabajo. ¿No se está proyectando una mala imagen hacia el exterior?

-Nature, la revista de mayor impacto científico, ha publicado artículos sobre la situación de la ciencia aquí en los que se ponía de manifiesto la preocupación con la que se estaba viendo lo que estaba pasando en España. El cierre del centro Príncipe Felipe en Valencia ha tenido una resonancia importantísima. Una vez visto eso, la reacción ciudadana apoyando a la investigación puede considerarse fuera como una forma de concienciar al Gobierno y hacerle restaurar niveles de funcionamiento de los centros de investigación. La sociedad tiene que dar pasos al frente y decirle a su Gobierno lo que quiere que se priorice.


-Como consecuencia de la crisis, ¿terminaremos exportando también talento investigador?
-Es casi inevitable. Cuando me fui a la Universidad de California hace 30 años, éramos conscientes de que teníamos que aprender más de lo que nos estaban enseñando en nuestras universidades. Pero salíamos para volver. Ahora, la necesidad de salir fuera ha colocado en el extranjero a un montón de gente que ha adquirido una formación excepcional y que se encuentra con que no puede volver. Los programas que hay en marcha son insuficientes para dar cabida a la gente buena que está por ahí.


-¿Iniciativas como los campus de excelencia son el camino para colocar a nuestras universidades en los puestos de salida?

-Todas las iniciativas que estimulen la actividad de la institución, que nos haga concienciarnos de que tenemos que ser cada día mejores, son buenas.


-España empezaba a ser un país apetecible para investigar. ¿Puede esta tendencia revertirse con los recortes?

-Es evidente.


-¿Qué esperan en los próximos años?
-El hecho de que la ciencia esté vinculada a la economía no es positivo. La ciencia está más hermanada con educación que con economía, que es una proyección. En nuestro entorno no es así. Las empresas son importantes, esenciales, pero son las destinatarias de la investigación básica, no su origen.


-¿Habrá jóvenes que renuncien a emprender una carrera investigadora como consecuencia de estas políticas?
-Es uno de los peligros. La gente muy buena, los primeros expedientes de las carreras, que son los que tienen opción a pedir becas, probablemente se lo piensen.


-¿Qué nota en el alumnado?
-Hay gente que viene con mucha ilusión, que trabaja con entusiasmo, pero es una minoría. Algo hemos hecho mal en la sociedad. El valor del esfuerzo personal se ha perdido. A muchos les falta saber en qué quieren estar cuando salgan, un plan de vida.


-¿Usted tenía claro que quería investigar?

-No del todo, aunque tenía claro que quería estar vinculada a la Universidad. Quería estudiar Matemáticas y empecé a cursar el selectivo de ciencias que existía entonces. Allí tuve un profesor de Biología extraordinario y por él me decanté por Farmacia. Y una vez dentro, me encantó la Química orgánica, aunque en cuarto de carrera tuve Bioquímica y entonces lo tuve claro.


-Lo que demuestra la importancia de un buen profesor. Los docentes están desmotivados y, como efecto colateral de la crisis, convertidos en diana de todas las críticas por ser funcionarios.

-Yo procuro motivar a mis alumnos. No me dejo desanimar. En EEUU, las clases son, como mucho, de 50 alumnos a los que el profesor da cuatro ideas y les asigna lecturas que se comentarán en la clase siguiente. La labor de aprender pasa por los propios estudiantes. Su papel es muy activo.


-No es casual que de las universidades americanas salgan la mayoría de los Premios Nobel.
-Este verano he estado 15 días en Cambridge y vine con las neuronas engrasadas.


-Y un poco triste.
-Y un poco envidiosa.

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