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Los restos de la duquesa serán incinerados tras el funeral

La mayor parte de las cenizas serán enterradas en la iglesia de Los Gitanos y otras serán trasladadas al panteón de los Alba en Loeches (Madrid).

el 20 nov 2014 / 19:19 h.

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Los restos mortales de la XVIII duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, fallecida hoy en Sevilla, serán incinerados mañana, tras el funeral que se oficiará en la catedral hispalense, en el cementerio de San Fernando. Después, sus cenizas serán llevadas por sus familiares a la iglesia del Cristo de los Gitanos, del que era muy devota. De momento se desconoce si todas las cenizas serán depositadas en el altar mayor de la iglesia, bajo el Cristo de los Gitanos. Fuentes de la Casa de Alba no descartan, según dijeron a Efe, que algunas cenizas puedan ser llevadas al panteón familiar que tienen en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, perteneciente a la orden de las Dominicas Recoletas, en Loeches (Madrid). "Esa es una decisión que corresponde a la familia, no sabemos nada más", advierten las mismas fuentes. La misa funeral la oficiará a las doce de la mañana en la catedral de Sevilla el cardenal arzobispo emérito hispalense Carlos Amigo Vallejo. Una hora antes se cerrará la capilla ardiente instalada en el ayuntamiento de Sevilla, desde donde saldrá el cortejo hacia la catedral, distante varios centenares de metros. Tras las exequias, los resto mortales de la aristócrata serán llevados al cementerio de San Fernando (en la zona norte de Sevilla), donde serán incinerados en la estricta intimidad, según las mismas fuentes. Después, siempre en la intimidad, las cenizas serán entregadas a la familia, que las llevará directamente a la iglesia del Cristo de los Gitanos, no muy lejana del palacio de las Dueñas, la que fue su residencia sevillana y donde ha fallecido hoy. Las cenizas se depositarán bajo el Cristo de los Gitanos, en el altar mayor de la capilla de esta hermandad, de la que era muy fervorosa. El templo de los Gitanos, ubicado en la calle Verónica, en pleno casco antiguo de Sevilla, fue financiado por la duquesa fallecida, desde siempre muy unida a este famoso Cristo sevillano. Todas las madrugadas del Jueves Santo, cuando sale en procesión por las calles de Sevilla, el Cristo de los Gitanos pasa por delante del palacio de la Dueñas, y, salvo en contadísimas excepciones, la duquesa siempre salía a recibirlo, le colocaba un ramo de flores y se cantaba una saeta. Después proseguía la procesión. En la iglesia de los Gitanos hay un manto donado por la duquesa fallecida con el escudo del ducado de Alba. La hermandad del Cristo de los Gitanos, a lo largo de su historia, ha llevado una vida "nómada", alojándose en diferentes iglesias sevillanas, hasta que la duquesa de Alba financió el templo actual. En la capilla ardiente ha sido colocado junto al féretro un cuadro del Cristo de los Gitanos y otro de la Virgen de las Angustias, también de la hermandad.

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