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Los ricos pasan miedo en Kenia

La crisis keniana no se vive igual en todos los puntos del país. En Westlands, el barrio más rico de Nairobi, a los habitantes les sobra el dinero. Sin embargo, desde hace unos días viven con miedo. Foto: EFE.

el 14 sep 2009 / 22:18 h.

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La crisis keniana no se vive igual en todos los puntos del país. En Westlands, el barrio más rico de Nairobi, a los habitantes, en su mayoría blancos, les sobra el dinero. Sin embargo, desde hace unos días viven con miedo, aislados de un conflicto del que sólo les separan diez minutos en coche.

Desde allí presencian la crisis de una de las potencias más importantes de África, que cada día arroja novedades. Ayer, el Gobierno keniano anunció su disposición a formar un gabinete de unidad nacional, respondiendo así a las presiones internacionales y a los disturbios ocasionados por unas elecciones supuestamente fraudulentas y que ya se han cobrado más de 300 vidas. La oposición, sin embargo, contestó a la oferta que antes de cualquier negociación el presidente Nwai Kibaki, acusado de amañar los comicios, debe renunciar.

En estas circunstancias, lo que se ha terminado calificando de limpieza étnica, mantiene a los habitantes de Westlands, la zona más elegante de Nairobi, atrincherados. Allí, las mansiones de estilo colonial compiten en grandeza y originalidad. Todas poseen grandes medidas de seguridad, desde alambradas electrificadas hasta guardias armados las veinticuatro horas del día.

El lujo hace olvidar que a tan sólo diez minutos está el segundo arrabal más pobre de África, Kibera, donde se han registrado los enfrentamientos más duros entre partidarios del opositor Raila Odinga y las fuerzas de seguridad tras el recuento dudoso de las elecciones.

Atemorizados. En Westlands están ubicados los mejores centros comerciales de la ciudad. Hay dinero, comida y, hasta hace unos días, buen humor y alegría de vivir en la opulencia. Ahora, los residentes del barrio tienen miedo. En las últimas 72 horas los blancos kenianos de Westlands han acumulado alimentos en las despensas, incrementado la seguridad de sus casas y reservado billetes de avión abiertos por si necesitan evacuar la zona.

"Tenemos miedo", admite Elizabeth, una anciana hija de militar británico y asentada en Kenia desde antes de la independencia. "Es cierto que aquí no vemos lo que sucede fuera porque nadie se atreve a salir", reconoce.

En Westlands el ambiente está cargado de ansiedad, la que produce la ignorancia de lo que sucede alrededor. Se trata de un gueto para blancos adinerados que de repente han descubierto la realidad de un país que vive en crisis, con enfrentamientos tribales y una guerra política.

Entre rumores, leyendas y tazas de té con galletas, los habitantes de Westlands persisten en su comportamiento aislacionista. La preocupación de los adolescentes del lugar es encontrar un bar abierto donde puedan celebrar que no hay colegio.

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