"Hemos resuelto bastantes problemas, pero no ganamos para sobresaltos". Con estas palabras resumió Juan Ignacio Zoido sus cinco primeras semanas de mandato al frente del Ayuntamiento de Sevilla. El regidor del PP subrayó las "sorpresas" heredadas el anterior Gobierno PSOE-IU, pese a que las más importantes, como la falta de dinero en las arcas municipales, ya las había pronosticado desde la oposición. Lo cierto es que el PP no ha traído bajo el brazo una fórmula milagrosa para dar un giro a la política municipal. El modelo, de hecho, sigue igual.
¿Se ha topado Zoido con la dura realidad de gobernar? El alcalde quiso despejar dudas y descartó que a su equipo le falte experiencia para lidiar con el día a día municipal en plena crisis económica. "Yo tengo experiencia en el gobierno, que no es más que ejercer una responsabilidad, lo mismo que se debe hacer desde la oposición. Hay que saber gobernar, tener templanza y resolver problemas", apostilló. Pero, ¿qué se puede hacer si vienen a cobrar y no hay fondos?
"Cada tarde viene una ristra de personas que quieren cobrar y esas deudas no se han generado este mes, hay que darle salida", indicó sin concretar cómo. Eso sí, Zoido arremetió duramente contra el anterior gobierno de Sánchez Monteseirín: "Lo fácil que le hubiera sido contar la verdad desde el primer momento". A su juicio, la "principal" sorpresa ha sido la "falta de previsión" de algunas partidas presupuestarias. "Es que no hay nada, por ejemplo, para mantenimiento de los colegios", lamentó el alcalde, quien parece que se quedó corto a la hora de vaticinar el estado de las cuentas municipales, a la vista de sus críticas posteriores.
Eso sí, dijo que pese a todo ha encontrado "comprensión" por parte de los vecinos inmersos aún en la nueva zoidomanía. "Son conscientes -afirmó- de la situación que nos ha tocado".
Lo cierto es que desde que el pasado día 11 de junio el alcalde tomase posesión del cargo, ha tenido una agenda más que apretada. En primer lugar resolvió, como había prometido, el conflicto del personal eventual de Tussam, desbloqueó el proyecto de reconstrucción de Regiones Devastadas (aunque ya estaba en puertas), redujo el número de delegaciones municipales para coordinar mejor los servicios e incluyó a la oposición en los órganos de administración de las empresas municipales. Aunque, por contra, dejó fuera a algunas organizaciones de consumidores como Facua . Si antes los interlocutores eran entidades más próximas a la izquierda -con las que no siempre había sintonía, como con Facua-, ahora toca un giro a otras asociaciones que Zoido considera que han podido hacer méritos para estar ahí.
Por supuesto, el regidor del PP ha situado en un sitio destacado de su agenda el PGOU de Sevilla y sus posibles cambios: Ikea, Altadis, los clubes de fútbol, la Gavidia... Su anuncio de que permitiría modificar el Plan General para generar empleo ha abierto un debate que tardará en cicatrizar . Y es que el modelo de ciudad está en juego y las críticas al PP no han hecho nada más que empezar por dejar una supuesta puerta abierta a la especulación.
En cuanto a la austeridad prometida, Zoido empezó con mal pie al adelantar que cambiaría el mobiliario urbano moderno de las plazas peatonalizadas del Centro . Las famosas farolas. Tuvo que matizar y apostillar que lo hará cuando haya dinero. Después, empezó los recortes.
A pesar de haber incrementado de 12 a 14 los directores generales (que cobrarán más que un consejero), el Gobierno redujo un 20,6% el coste de su personal de confianza: los puestos designados a dedo pasarán de 81 a 58 y el ahorro para las arcas será de 1,3 millones de euros al año.
En cuanto a la transparencia, el alcalde declaró ante el Consistorio que ingresa 81.976 euros, pero el PP andaluz difundió una declaración de 59.217 euros, ya que en ésta -presentada en el Parlamento andaluz- sólo se recogen las retribuciones que obtiene como diputado y presidente de una comisión. Nada más.
Lo próximo en su agenda es la derogación del Plan de tráfico del Centro, el día 29, y ver si tiene o no medidas alternativas.
