Un centenar de soldados españoles se vio rodeado ayer por talibanes cuando se dirigía a escoltar un convoy de la Policía afgana. Durante seis horas, los insurgentes atacaron con fuego de fusilería a los españoles, que repelieron el ataque. La batalla acabó sin heridos nacionales pero con 13 islamistas fallecidos.
El de ayer fue el segundo ataque que sufren las tropas españolas desplazadas a Afganistán en apenas dos días y en el mismo lugar, la provincia de Badghis. Si el miércoles resultó herido leve un sargento, ayer no se produjeron bajas en el contingente nacional, compuesto de unos 350 efectivos, a los que se han sumado recientemente otros 450 para vigilar las elecciones del pasado agosto. Eso sí, dos vehículos recibieron impactos severos y tuvieron que ser remolcados hasta la base.
Según informó el Ministerio de Defensa en un comunicado, el ataque se produjo hacia las 8.56 horas de la mañana -dos horas y media más que en España-, cuando los militares circulaban en caravana por la carretera que une Herat con Badghis. Iban en busca de agentes afganos, que reciben tanto formación como seguridad se los españoles, y de dos autobuses con familiares de los mismos, cuando recibieron fuego de fusilería, esto es, de armas pesadas y rifles. Los españoles detuvieron sus vehículos y respondieron abriendo fuego contra el enemigo. La violencia y preparación del ataque fue tal que el combate se prolongó durante seis horas.
Defensa confirmó que sus tropas iban "bien dotadas" para anular a los talibanes, de los que 13 murieron y tres más resultaron heridos, pero aún así decidieron solicitar apoyo aéreo del Mando Regional Oeste de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. Los aliados de la misión de Afganistán -comandada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en la que participan fuerzas de 37 países- enviaron a la zona dos helicópteros de ataque del Ejército italiano Magusta, aunque no abrieron fuego; España así se lo pidió, dado que los insurgentes se habían refugiado en unas cuevas muy próximas a la aldea de Marghozar y existía un alto riesgo de herir o matar a civiles.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, reconoció ayer que las tropas españolas se encuentran en situación de "alerta máxima" tras las elecciones y que el verano está siendo "duro". Las asociaciones de militares denuncian que su departamento oculta el dato real de agresiones en esta misión, que se calculan en unas tres al día en épocas de agitación. "Es la misión más dura y arriesgada a la que se ha enfrentado el Ejército español", confesó la ministra en su última visita a la base de Qala i Naw. En los últimos días, su prioridad es vigilar el paso montañoso de Sabzak, esencial para el tráfico civil y comercial entre las provincias de Herat y Badghis.
refuerzo. Chacón confirmó que, de momento, el batallón extra de 450 militares que se envió al país asiático para garantizar la seguridad y la legalidad en los comicios se quedará un mes más si se decide realizar una segunda vuelta de estas elecciones. Después, reconoció, habrá que "revisar la seguridad post-electoral" y la vuelta o refuerzo de los soldados.
En ese punto se halla, en realidad, toda la Unión Europea; de hecho, el sábado, los titulares de Asuntos Exteriores se reunirán en Estocolmo en un consejo informal para redactar "un plan de enfoque regional" en Afganistán, que se conocerá en octubre, y que deberá potenciar la autonomía del país (policía, justicia, instituciones), "porque la inseguridad allí no puede abordarse sólo con recursos militares", informó Bruselas en un comunicado. Kabul ha pedido el envío de 600 expertos civiles en diversas áreas que, en su mayoría, serán norteamericanos.
