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Los titanes se desatan en los cines, ahora en 3D

el 31 mar 2010 / 19:30 h.

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Siempre a la búsqueda de filmes clásicos (y no tan clásicos, que el anuncio de la nueva saga de Spider-man raya en el absurdo) con los que suplir la galopante falta de ideas que viene acusando en términos generales la industria desde hace un par de lustros, Hollywood ha vuelto esta vez su mirada hacia un modesto filme de principios de los ochenta al que el tiempo ha elevado a la categoría de cinta de culto (ver página siguiente).

Con la diferencia que marca esta “era digital” en la que nos encontramos inmersos, y el épico sentido de la acción con el que ahora hay que caracterizar a toda cinta del género que se precie, la Warner ha invertido unos 70 millones de dólares (que sumados a los gastos de publicidad probablemente alcancen los 80) para dar a conocer a las nuevas generaciones la clásica historia mitológica de Perseo y Andrómeda, en una maniobra que, a priori, se antoja tremendamente exitosa si se tiene en cuenta que el público objetivo de la producción son esos adolescentes (y no tan adolescentes) que en estos días alucinan con la espectacularidad de ese soberbio juego de la Playstation 3 que es el God of war III.

Con este detalle en mente, no resulta descabellado que Louis Leterrier, el realizador elegido por la productora norteamericana para firmar esta nueva versión de la cinta de 1981, haya afirmado hace pocos días que si todo funciona bien en taquilla (y no hay duda de que así será), esta Furia de titanes será la primera de una trilogía de películas.

En sus propias palabras, “escribí dos películas más... Escribí tres películas. Warner vino a mí y me dijo: ‘Tendremos luz verde para la película si nos prometes dos más’. Así que podéis decir que la historia no acaba aquí, no acaba con Furia de Titanes”; y continúa: “Prometo que tengo más. Prometo que tengo buenas más. Y no será más de lo mismo, tengo historias diferentes. Va más allá de cualquier héroe del que haya oído hablar. Hemos abierto la puerta a la mitología griega”.

Una puerta que se abre presentándonos a Perseo (un Sam Worthington que ya tiene en su currículo el haber participado en la película más taquillera de la historia del cine) , hijo de Zeus, padre de los dioses griegos. Según la historia clásica -que habrá sido moldeada seguro a los gustos actuales por el trío de guionistas- Perseo y su madre, Dánae, son encerrados en un cofre por Acrisio, su abuelo, y arrojados al mar.

Arrastrados por la corriente llegan a la isla de Sérifos, donde Perseo alcanza la madurez sin saber nada de su origen semi-divino. Allí tendrá conocimiento de la misión de su vida y emprenderá un viaje alucinante, en el que tendrá que ir superando duras pruebas. Entre otras proezas, Perseo engañó a las grayas, tres viejas brujas que compartían un solo ojo, fue ayudado por las ninfas, atrapó y domesticó a Pegaso, el último de los caballos alados, acabó con la gorgona Medusa, capaz de petrificar a cualquier ser con la mirada, y rescató a su amada Andrómeda de las garras de un temible monstruo marino.

Acompañando a Worthington en el filme podremos ver a Liam Neeson en el papel de Zeus, a Ralph Fiennes en el de su hermano Hades, Danny Huston como Poseidón, y a Alexa Dávalos (Las crónicas de Riddick) como la bellísima Andrómeda.

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