Economía

"Los toldos no son como antes, ya los puedes recoger desde el iPhone"

Es el director gerente de Toldos Zamorano , con 30 años de oficio, que asegura que es posible aplicar la innovación a un negocio muy antiguo, vender sombra

el 23 jul 2011 / 19:46 h.

Francisco Javier Zamorano, director gerente de la empresa, en sus oficinas ubicadas en El Viso del Alcor.

Tal vez les suene una cuña en la radio de una empresa de toldos en la que se enfatiza, y de qué manera, el acento sevillano. Si no la ubica, se trata de Toldos Zamorano, cuyo director gerente, Francisco Javier Zamorano, (Sevilla, 1964) asegura que "no ha generado guasa" y sí muy buenos resultados porque los clientes, y más en momentos de crisis, se quedan con el mensaje de "Zamorano, más barato que la mar".

-El negocio de vender sombra tuvo que ser de los más antiguos de Sevilla. ¿A cuándo se remonta la historia de su empresa?

-Yo empecé en Triana, en la calle Duarte, una bocacalle de Betis, donde había un antiguo taller artesano en el que hacíamos velas para barcos, toldos, redes... Con 12 años empecé a trabajar allí de aprendiz con mi padre. Cuando vine de la mili, con 23 años, me establecí por mi cuenta en la calle Castilla y me especialicé en toldos porque lo demás no tenía mucho futuro, eran trabajos muy artesanales. Después nos vinimos a El Viso del Alcor porque estábamos en un patio artesano que se nos quedó pequeño. Ahora trabajamos todo lo relacionado con lonas, PVC, carpas a medida, velas para patios, toldos motorizados... Hacemos de todo, desde la vela que se coloca en la calle Francos hasta materiales ignífugos como casetas de feria.

-¿Cómo de importante es crearse una marca?

-Es lo principal. Crear una marca, que te conozcan, que el cliente sepa que llama a una empresa en la que saben lo que hacen, porque en este gremio hay de todo, incluso quien no tiene ni idea del toldo. El saber hacer se nota en la calidad, la duración y la estética.

-Su estrategia publicitaria exacerba el acento sevillano ¿le está funcionando el mensaje?

-La publicidad es fundamental. Llevo en este negocio más de 30 años y hasta ese momento no me han conocido. Sí el boca a boca de los clientes, pero tienes la posibilidad de llegar hasta el último rincón del último pueblo. Y, aunque estamos en El Viso, ésta es una empresa sevillana, así que optamos por un anuncio simpático y sevillano que nos ha dado muy buen resultado.

-¿El cliente sevillano es fiel o lo único que mira es el precio?

-Tenemos muchísimos clientes de muchos años, pero hoy clientes propios no tiene nadie como antiguamente. Sí se queda contigo si lo tratas bien y te vuelve a necesitar y le das calidad y precio. Hay una parte que va a ir por ti sin preguntar, pero de eso no se vive. Un toldo de lona tiene una duración de entre ocho y doce años según la batalla que se le dé y la ubicación que tenga, pero hace falta dar un buen precio porque el cliente te llama a ti pero también llama a otros dos más. Nosotros somos muy económicos.

-Es un negocio muy estacional. ¿Cómo salvar los meses que no son de calor?

-Lo que hacemos es intentar aprovechar al máximo nuestra campaña, que es la del verano, y llegar con muy pocos gastos al invierno. De todos modos, esa época, a partir de septiembre, la reservamos para hacer todos los arreglos, reparaciones... Además, nos centramos más en cerramientos, toldos para camiones, cortavientos. También el cliente es más precavido y viene en invierno para ir preparando su compra.

-A priori, la actividad a la que se dedican parece estar muy limitada. ¿Cómo es posible aplicar innovación y diferenciarse?

-Lo que hacemos es innovar. Ponemos muchos toldos automáticos con mando a distancia, los materiales textiles están cada vez más preparados para el sol, la lluvia y el viento. El toldo no es hoy día lo que era antes. Hay una gama tan amplia que parece que están poniendo unas cortinas en vez de un toldo. Desde los materiales acrílicos a variedades transpirables que dejan pasar el aire pero no los rayos solares. Hay sistemas de veletas por los que el toldo se recoge solo si hace viento o empieza a llover o se echa solo cuando da el sol en la fachada. Llevan motores incorporados y veletas inalámbricas que es la que envía el mensaje de lo que hay que hacer. Lo mismo con un pequeño cubo para la lluvia y con un sensor de temperatura para la fachada. También hay ya una aplicación desde el iPhone por la que se puede recoger el toldo desde la playa. Lo usa mucha gente para que haya movimiento en la casa cuando están de vacaciones.

-¿Sus principales clientes son particulares, empresas...?

-El 80% son particulares, toldos para terrazas, patios, también para negocios de bares, tiendas... Hemos trabajado también para el aeropuerto de Sevilla, para la Junta de Andalucía...

-¿Les ha beneficiado la aplicación de la nueva ley antitabaco con la habilitación de espacios exteriores para fumadores?

-Pues de pasar de un invierno muy cortito en plena crisis a que sea algo más movido porque la gente ha necesitado poner el toldo para que los clientes fumadores no se mojaran fuera. Gracias a la nueva ley antitabaco estamos haciendo muchos cerramientos para bares, sobre todo en el invierno, para que no pasen frío.

-¿Cómo se ha notado la crisis en estos casi cuatro años?

-A raíz de la crisis lo que se ha notado a nivel del cliente particular es que mira más el precio y te dice que este año no lo puede poner, que mejor el que viene, o que te pide pagarlo en dos veces. Esto nos obliga a las empresas a ajustarnos un poco más en precios.

-Hace poco hubo una convención de la CEA para exponer los problemas de los empresarios. Si usted estuviera en el Gobierno, ¿cuál es la primera medida que tomaría para ayudar a las pymes?

-Peco de ignorancia, pero lo primero para ayudar a las empresas sería los bancos, que nos tienen fritos. Si le voy a hacer un trabajo grande a una empresa y me da un pagaré a 90 días de 30.000 euros, no puedo soportar tres meses con el pagaré guardado y si voy al banco, no me lo negocia. Pues en primer lugar ese trabajo yo no lo cojo porque mi proveedor me exige que le pague ya. Son muchos gastos y no puedes cargarlos sobre los empleados. No digo que cometan la locura de años atrás de dar dinero sin mirar, pero las empresas pequeñas necesitamos facilidades porque somos las que movemos la economía.

-¿Qué es lo más raro que le han pedido?

-Cuando empezamos hacíamos de todo: tapicerías, fundas... Una cliente mayor me pidió una funda de sofá igual que la que salía en una novela, La Dama de Rosa. Así que le tuve que pedir a mi mujer que me grabara la novela para ver cómo era la funda que quería la señora. Se la hicimos igual, faltó solo que la protagonista de la novela se sentara en ella.

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