El féretro de Pepe Luis Vázquez sale de la Maestranza. / J.C. Cruz (ATESE)
Un silencio impresionante saludó la entrada del féretro en la plaza de la Maestranza. La Puerta del Príncipe se había abierto de par en par para franquear la entrada del féretro de uno de los toreros más importantes que habían pisado ese ruedo luminoso. Esta mañana era la última vez que lo hoyaba, y lo hacía a hombros de los toreros de Sevilla, que lo llevaron a los medios bajo un Sol inesperado que despidió a uno de los nudos fundamentales del árbol del toreo sevillano.
El fiscal de la Real Maestranza, Santiago de León y Domecq había sido el encargado de recibir los restos mortales del maestro de San Bernardo en el coso del Baratillo. Desde mucho antes, centenares de aficionados y gentes del toro esperaban al decano de la torería en las aceras del paseo de Colón para darle el último adiós. A las diez de la mañana había comenzado su funeral en la parroquia del arrabal del viejo matadero. El paño funerario de la cofradía del Miércoles Santo abrigaba el ataúd de uno de sus hijos más ilustres que acompañó tantas veces bajo el antifaz negro al Cristo de la Salud, devoción íntima de tantas y tantas coletas de la casta del toreo de Sevilla.
El funeral fue presidido por el párroco de San Bernardo pero fue el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp muy allegado a la familia- el encargado de pronunciar una emocionante homilía en la recordó que Pepe Luis Vázquez fue un maestro de humildad que sin hacer ruido ni llamar la atención ha sabido asomarse a un balcón de la gloria.
Algunos minutos de la hora fijada, el atrio del templo de San Bernardo parecía una plaza de toros a la hora del sorteo. Allí estaban matadores como Curro Romero, Rafael de Paula, Morante de la Puebla, Tomás Campuzano, Franco Cardeño, Pepe Luis Vargas, Curro Durán, Curro Díaz, Enrique Ponce, Macandro o Eduardo Dávila Miura. Tampoco faltaron banderilleros de plata vieja como Alfonso Ordóñez, Rafael Torres o Finito de Triana. El empresario José Luis García Palacios, el duque consorte de Alba o ganaderos como Álvaro Domecq Romero y Álvaro Mártínez Conradi quisieron arropar a la familia Vázquez Silva, que también contó con la presencia de sus primo Manuel Vázquez Gago, hijo del matador de toros Manolo Vázquez, hermano del fallecido.
