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Los toros echan un capote al resurgir del turismo local

La plaza de la Real Maestranza es el tercer monumento más visitado de la capital después de la Catedral y el Alcázar. Más de 220.000 turistas, la mitad extranjeros, acudieron al museo.

el 17 ago 2013 / 23:00 h.

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Museo de plaza de toros. Museo de plaza de toros. Difícilmente podían imaginar los títulos de Castilla que alentaron la construcción de la primitiva plaza de toros de madera en el antiguo vertedero del Baratillo que aquel lugar allanado para la lidia de reses bravas y los juegos caballerescos acabaría convirtiéndose en un espacio irrenunciable del perfil arquitectónico y sentimental de la ciudad de Sevilla. El recinto provisional acabó dando paso a las primeras dependencias de obra en torno a 1760. Estaba dibujándose la definitiva impronta del edificio, que aún necesitó de un largo proceso constructivo –que permanece abierto– para definir su arquitectura definitiva con el cierre de las arcadas de palcos en 1880. La plaza de toros es hoy por hoy la fachada más conocida y el activo principal de la Real Maestranza de Caballería, la corporación nobiliaria de la que toma el nombre. Pero si la rica historia taurina del edificio es un acicate para el aficionado y el estudioso de la Tauromaquia, su indiscutible valor histórico y arquitectónico constituyen también un reclamo para los turistas de todos los tiempos, desde los decimonónicos viajeros románticos a los guiris de sandalia, bermuda y cámara de fotos de nueva generación. “La gente que viene aquí lo que quiere es ver la plaza de toros, el monumento, lo que es en sí e implica el coso de la Real Maestranza aunque la visita se enriquece con el museo y las propias explicaciones de los guías pero el principal activo de la visita es la propia plaza”, precisa Natalia Alcobía, directora y responsable del buen funcionamiento del rico Museo Taurino que ocupa los antiguos almacenes de la corporación hasta su conversión en el actual espacio expositivo, que fue inaugurado por la condesa de Barcelona, madre del Rey don Juan Carlos, en 1989. Este museo se vio completado con el estreno de la pinacoteca taurina por parte de los Príncipes de Asturias el 21 de noviembre de 2008 aprovechando el traslado de la enfermería desde la Puerta del Encierro a la opuesta Puerta del Despejo dentro la ambiciosa campaña de obras y reformas emprendida bajo la tenencia de Alfonso Guajardo-Fajardo. Y aunque habrá quien deteste el dato, la plaza de la Real Maestranza sigue siendo el tercer monumento más visitado de la ciudad de Sevilla después de la Catedral y el Real Alcázar. Las cifras oficiales son elocuentes: 222.517 de los casi dos millones de turistas que pasaron por la ciudad en 2012 visitaron la plaza y el museo de la Maestranza, prácticamente un 12% del total. La directora del museo maestrante aporta otras cifras significativas. El 58% de esos visitantes proceden del territorio nacional y el resto son extranjeros, “aunque ganan por goleada los franceses, seguidos de los ingleses, los alemanes y los italianos”, según apunta Natalia Alcobía, que también precisa que el registro más alto de visitas (241.252) corresponde al año 2011. Conviene señalar que se trata de un edificio de propiedad privada que no está sujeto a ninguna subvención. De la misma forma, explica Natalia, “el museo se autofinancia con los ingresos que genera, goza de su propia economía”. ¿Qué van buscando los visitantes que se acercan a la fachada luminosa del paseo de Colón? Algunos tienen un desconocimiento absoluto de la historia y la realidad de la Tauromaquia que el diseño de la visita pretende cubrir aunque tampoco son extrañas algunas actitudes de rechazo antitaurino. “Nosotros contamos la historia y la evolución de la Tauromaquia como parte indisoluble de las artes de este país sin hacer ningún tipo de posicionamiento” explica la responsable del espacio museístico reconociendo que no son raras algunas “personas beligerantes que pretenden crear polémica a las que se le pretende enseñar que esto no es un matadero de toros y vacas”. La vocación del museo, precisa su directora, pasa por “mostrar la historia e importancia de la ganadería de reses bravas; que la Tauromaquia forma parte de la historia, la cultura y la economía de España partiendo desde los inicios del toreo caballeresco hasta nuestros días; a partir de ahí aceptamos que a unos les guste y a otros no les guste”. Pero los contenidos y los fondos del museo seducen de distinta manera al visitante: “A los extranjeros les interesa mucho el desarrollo de la lidia de un toro y les fascina el cromatismo de los capotes y los trastos de torear. Hay aspectos más anecdóticos o curiosos que les impresionan mucho como la cabeza de la vaca Islera, de la ganadería de Miura, que fue la madre del toro que mató a Manolete en Linares en 1947”, comenta la directora. Actualmente la visita, que tiene una duración aproximada de tres cuartos de hora, incluye el recorrido de la plaza de toros, la sala de estampas y pinturas, el museo y la capilla de toreros y el patio de caballos. No está incluida en este recorrido la Casa y la Capilla del Rosario de la Real Maestranza –levantadas entre 1939 y 1956– que pertenecen al ámbito privado de la vida corporativa de la corporación nobiliaria aunque excepcionalmente se pueden visitar de una forma restringida.

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