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Cultura

Los trabajos colectivos de Fernand Léger visitan Sevilla

Fernand Léger, el cubista afable es el título de la muestra que el miércoles abrió sus puertas al público en la Casa de la Provincia de Sevilla, y que revela a través de una quincena de tapices, esculturas y relieves algunos de los grandes trabajos que el genial francés realizó. Foto: Gregorio Barrera.

el 15 sep 2009 / 07:40 h.

Fernand Léger, el cubista afable es el título de la muestra que el miércoles abrió sus puertas al público en la Casa de la Provincia de Sevilla, y que revela a través de una quincena de tapices, esculturas y relieves algunos de los grandes trabajos que el genial francés realizó con ayuda de sus íntimos colaboradores.

"Sus alumnos no eran simplemente ayudantes, también participaban activamente en la parte creativa", explica Antonio Niebla, comisario de la muestra, patrocinada por la Fundación Unicaja y que será clausurada el próximo 31 de agosto. Las 15 piezas que la componen, algunas de grandes dimensiones, ponen de manifiesto la fe del artista francés en el trabajo colectivo, si bien todas y cada una de ellas conservan el sello inconfundible de Léger.

Nacido en Argentan (Normandía) en el seno de una familia humilde, Léger perdió a su padre a temprana edad y hubo de afrontar una infancia muy dura hasta que en 1900 se traslada a París. Allí conocería con el tiempo a Chagall, Picasso y Braque, entre otros. Iniciado en el impresionismo, no tardaría en evolucionar hacia un estilo personalísimo, obsesionado con la iconografía de la máquina y la deshumanización del mundo reflejada en la robótica, de lo cual dan pruebas algunas de las obras expuestas en Sevilla.

Su decisiva primera visita a Estados Unidos, en 1931, le marcó de un modo que se evidencia en su primer tapiz, Los tres músicos (1944), realizado por Yvette Cauquil-Prince a partir del cuadro homónimo que hoy se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y que se inspira en los músicos de jazz norteamericanos.

También es clara la influencia estadounidense en Les Constructeurs (1950), tapiz realizado en el taller de la citada Cauquil-Prince a partir de la famosa pintura del mismo nombre, y con las mismas dimensiones que ésta. Al tiempo que denuncia las duras condiciones de los trabajadores de la construcción, Léger trata de ofrecer también una visión esperanzadora del mundo moderno.

Con 3,42 por 4,45 metros, la obra más grande de la exposición es Acróbatas sobre fondo rojo, en el que desarrolla uno de sus temas predilectos, el circo, retratando a una familia de amigos del pintor.

En muy distinto registro se desarrolla su producción en cerámicas policromadas, todas ellas realizadas en el taller Léger por su alumno Claude Brice. Como explica Antonio NIebla, la mayor parte de las piezas pequeñas "son maquetas para obras de grandes dimensiones, como La branche R (1952) que concibió inicialmente para decorar la chimenea del apartamento neoyorkino de Nelson A. Rockefeller.

Muchas de las otras figuras evocan la infancia de Léger a través de la representación de animales de granja, pero también hay creaciones más abstractas como Jardín de infancia (1960), proyecto monumental para los jardines del Museo Nacional Fundación Fernand Léger en Biot (Francia).

No menos curiosos resultan los relieves en bronce, casi siempre inspirados en motivos cotidianos como bañistas, animales domésticos y de granja, frutas y escenas de campo, salidos de la fundición de Claude Valsuani, y que desarrollan un sentido amable del cubismo, de líneas suaves y armónicas.

Una colección, en definitiva, que sirve para reencontrarse con el mejor Léger, el creador optimista, sensible y capaz de fantasear, un hombre que, en palabras del comisario de la muestra, "tuvo una vida difícil, pero fue feliz".

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