Francia volvió a asestar un duro golpe a ETA el pasado sábado. Una nueva operación conjunta entre los gendarmes franceses y la Policía española desarticuló uno de los comandos más "activos" y sanguinarios de la banda terrorista. Hasta aquí ninguna novedad. No en vano sólo desde el pasado 13 de junio, 18 presuntos etarras han sido detenidos, alguno de ellos de la lista de los más buscados de la Guardia Civil, y desde que comenzó 2009 han sido apresadas 52 personas por su presunta relación con la banda. Tampoco empieza a ser novedad la juventud de los nuevos asesinos ni la de los jefes del aparato militar de ETA.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró ayer que los dos etarras detenidos el sábado, Iurgi Garitagoitia (25 años) y Asier Borrero (24), eran dos liberados cuya responsabilidad era la de organizar los comandos de legales que actuaban en España. Mientras, Itziar Plaza (26 años), arrestada junto a ellos, tenía responsabilidades en el aparato de la banda terrorista y se cree que llevaba afiliada a la organización unos seis años, cuando contaba tan sólo 20. Ninguno de los tres había cumplido los 30 años, según informó Europa Press.
El titular de Interior afirmó que la explicación de que los etarras sean cada vez más jóvenes no es porque se afilien antes a la banda terrorista, sino por que "cada vez se les detiene antes", lo que "también justifica la juventud de sus dirigentes", aunque el destino último de todos, sea el mismo: la prisión.
"Eso, los últimos años de la actuación policial, lo demuestran clarísimamente", recalcó. Y lanzó una clara advertencia: "Los jóvenes que pudieran tener en la cabeza integrarse en la banda terrorista ETA tienen que saber que su destino inmediato es la cárcel (...) porque cuando un joven pide el ingreso en ETA, tiene que tener claro que está pidiendo también su ingreso en prisión", aseguró.
Más joven aún es Ibai Mateo Esparza, también detenido la semana pasada en Francia, en el departamento de Mayenne, tras sufrir un accidente de tráfico. Con 22 años recién cumplidos, Esparza ya estaba incluido en la lista de los más buscados de la Guardia Civil por ser el responsable de Ekin (la estructura política de ETA) en el barrio pamplonés de Txantrea. En el momento de su arresto junto a su compañero Oihana Mardarás, de 20 años, formaban un comando en fase de preparación.
Pero lo cierto es que gente como Itziar Plaza, Asier Borrero e Iurgi Garitagoitia forman parte de los jóvenes etarras que en los últimos años se han visto obligados a asumir altas responsabilidades por la presión policial, y sin apenas experiencia en la organización; más allá que su iniciación en la kale borroka o violencia callejera.
Y la inexperiencia le ha costado más de un disgusto a los responsables de la banda. Desde la detención el 15 de septiembre de 2000 del entonces número uno de ETA Ignacio Gracia Arregui, alías Iñaki de Rentería, que estuvo al frente de la banda ocho años, no ha habido ni un jefe del aparato militar que haya durado más de dos años. Incluso el pasado año, la Policía detuvo hasta a tres líderes terroristas, uno de los cuales permaneció en el cargo tan sólo tres semanas: Aitzol Iriondo.
No obstante, pese a todo, Rubalcaba quiso dejar claro que, aunque en los últimos días ha habido muchas detenciones, nadie deberá llamarse a engaño ya que "ETA puede matar y, con toda seguridad, lo volverá a intentar". El ministro afirmó que los tres etarras (Plaza, Borrero e Garitagoitia) forman parte del aparato militar de ETA y se trataba de uno de los grupos más activos de la organización terrorista, "si no el más activo de todos los que ETA tiene en este momento" operativos, según informó Efe.
Interior precisó que las responsabilidades de los tres eran distintas y especificó que mientras Plaza era responsable en el propio aparato militar los dos varones se encargaban de la organización de los comandos legales que operan dentro de España.
En la rueda de prensa para informar sobre sus detenciones, Rubalcaba explicó que los tres compartían una misma característica: "eran huidos", es decir, personas que en algún momento fueron controlados y habían conseguido zafarse de la Policía.
El ministro quiso dejar claro que a los tres etarras la escapada "no les ha servido de nada" y la longitud de ésta les ha durado "entre año y medio y seis meses, y ahora pasarán un importante tiempo en la cárcel".
