Seis años plenamente volcados en la formación de los niños con más necesidades. Éste es el tiempo que llevan en el Proyecto Samuel un grupo de profesores, solidarios que imparten clases particulares a unos alumnos que se encuentran en riesgo de exclusión social.
Son clases particulares totalmente gratuitas en las que se pretende solventar, en lo posible, el fracaso escolar. Una treintena de educadores se encargan de impartir estas sesiones. Se trata de un programa con una estructura similar a la de cualquier colegio: organizado por ciclos en cada una de las etapas de educación pública y obligatoria, de primaria a secundaria, con edades de entre 6 y 16 años.
"Es una pena que haya personas que desconozcan esta labor, que es gratuita", apunta una voluntaria. Y es que la idea, aunque se aplica en toda la ciudad, es difícil de conseguir que se propague entre la población.
Todos los voluntarios están agradecidos a Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, párroco de la iglesia de la Inmaculada, lugar donde se imparten las clases particulares. Estos días comienza un nuevo curso. Como novedad, los voluntarios integrantes del proyecto pretenden "hacer un estudio social individualizado de las familias que soliciten el ingreso en las sesiones", cuyo objetivo es no rechazar ninguna solicitud, sino que ordenarlas en función de las necesidades recogidas en los informes.
