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Los zapatos de Peñaflor dejan de pasear

el 03 feb 2012 / 23:20 h.

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No ha quedado ni un zapato. La tradicional tienda Calzados Peñaflor, en plena plaza de la Constitución, ha echado el cierre definitivo tras haber formado parte indispensable del paisaje urbano de Utrera.
En estas últimas semanas, Juan Aguilar apenas ha podido disfrutar de un momento de descanso. La tienda que ha regentado desde hace 32 años ha sido un continuo ir y venir de personas que han querido aprovechar para comprar zapatos, botas, calzado deportivo o zapatillas de andar por casa. Y es que Juan se jubila, y la dirección del establecimiento ha decidido cerrar definitivamente una vez agotadas las existencias.
De esta manera, Utrera pierde un comercio tradicional, que durante mucho tiempo ha llenado de colorido la esquina de la calle Sevilla con la plaza de la Constitución. Sus llamativos anuncios y sus cestos en la puerta, repletos de calzado de todo tipo, se habían convertido en una imagen que se encuentra en la retina de varias generaciones de utreranos.
Mucho ha cambiado el mundo del comercio, y concretamente el del calzado, desde que Juan comenzó a ocupar el mostrador de Calzados Peñaflor. "En esa época, a finales de los años 70, había pocas zapaterías en Utrera y apenas nos hacíamos competencia". En la actualidad, "las industrias orientales y los mercadillos han hecho que cambie por completo el mundo del calzado, ya que producen a un precio al que los profesionales no pueden hacerlo", afirma el propio Juan.
En sus primeros años como dependiente, en la tienda se vendían muchos zapatos de marcas reputadas como Martinelli o Lotus, al igual que botas y calzado procedente de Valverde del Camino. Poco a poco, los gustos de los consumidores, al igual que su poder adquisitivo, han ido cambiando sustancialmente. En este sentido, desde hace algo más de una década, la tienda se había especializado en una línea más clásica, dirigida a un público más maduro, que lo que va buscando en un zapato es sobre todo la comodidad.
Después de muchos años de actividad frenética como responsable del negocio que, además, le ha servido para hacer numerosos amigos entre sus propios clientes, ahora con la jubilación Juan comienza a hacer sus planes. Así, "una de mis aficiones es la pesca, también me gusta andar y jugar mis partidas de dominó y ajedrez. Lo que sí es seguro es que no miraré los escaparates de las zapaterías, porque en todos estos años he tenido pocas vacaciones, y me apetece descansar".

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