La virgen de Lourdes, patrona de los enfermos, cumplió ayer 150 años, desde que se apareciese por primera vez en Francia. Unos 70.000 peregrinos acudieron a la Gruta de Lourdes para evocar la primera aparición de la Virgen a la joven Bernadette, en el mismo lugar donde ocurrió, hace un siglo y medio.
El relato que Bernadette hizo de su primer encuentro con la dama de la gruta, el 11 de febrero de 1858, fue leído por sacerdotes en los seis idiomas del Santuario, los de los países con mayor número de peregrinos: Francia en primer lugar, Italia, España, Alemania, Inglaterra y Holanda.
Unos seis millones de personas visitan este lugar santo cada año, y en este año jubileo se esperaba que los peregrinos ascendiesen a los ocho millones. Aunque no por ello se incremetaron las medidas policiales y de seguridad, ya que la Iglesia confía en el buen propósito de "los que vienen hasta aquí para reencontrarse con la virgen".
"No todos los visitantes de Lourdes vienen en peregrinaje, pero todo el que viene se comporta con respeto, afirmó el monseñor Perrier, obispo y guardián del santuario.
Las conmemoraciones continuaron con una misa al aire libre celebrada por 800 sacerdotes, 25 obispos y un cardenal y cantada en los seis idiomas. Por la tarde, se celebró la Eucaristía, que finalizó con un rosario a la luz de los cirios, ya bien entrada la noche. Los templos permanecieron abiertos toda la noche.
Lourdes, una ciudad de 15.000 almas con tres camas de hotel por habitante, adornó sus calles con banderas azules y blancas de la Virgen, pero, pese a los ruegos del Obispado, sólo la mitad de los hoteles abrieron para la festividad; costaba demasiado reabrir fuera de temporada para sólo unos pocos días.
Las peregrinaciones se sucedieron a lo largo del día por otras partes del mundo, como Argentina, concretamente en la ciudad de Santos Lugares.
