Cultura

Luces y sombras de la Bienal

Van quedando pocas grandes figuras del flamenco que sean capaces de ilusionar a los aficionados más exigentes, que también quedan pocos. Esta Bienal se presenta pobre en cuanto a recitales de cante y guitarra se refiere.

el 15 sep 2009 / 11:19 h.

Van quedando pocas grandes figuras del flamenco que sean capaces de ilusionar a los aficionados más exigentes, que también quedan pocos. Esta Bienal se presenta pobre en cuanto a recitales de cante y guitarra se refiere.

En una Bienal sobrecargada de espectáculos teatrales, dancísticos y musicales, el aficionado de toda la vida se pregunta que dónde están aquellos cantaores que eran capaces de llevarlos a un teatro a escuchar buen cante jondo.

Cantaores que existieron décadas atrás, como eran Manolo Caracol, Antonio Mairena, Manuel Vallejo, Pepe Marchena, El Pinto, Fosforito en sus buenos tiempos o Menese en sus cabales, y no nos referimos a las de Silverio. Sólo tendremos tres o cuatro recitales, que merezcan de verdad la pena, entre decenas de espectáculos en una programación absolutamente enmarañada.

El cante jondo está de capa caída porque los grandes festivales del mundo se han puesto de acuerdo en potenciar más el nuevo baile flamenco y esas propuestas teatrales que se alejan cada día más de lo que realmente ha hecho del flamenco un arte único, universal: la individualidad del cantaor y el guitarrista, o del clásico bailaor al que sólo le bastaban las falsetas de una buena guitarra para bordar una farruca, un taranto o una soleá.

Echamos en falta en esta Bienal de Flamenco un ciclo dedicado sólo a que los aficionados disfruten de esos grandes recitales de cante, guitarra y baile flamencos. En lo que respecta al cante jondo, el próximo año se van a conmemorar el centenario de los nacimientos de Manolo Caracol y Antonio Mairena, dos de los pilares sobre los que se sostiene el concepto del cante actual. La Bienal ha ignorado este asunto, o a lo mejor es que lo ha dejado para la edición de 2010, cuando ya se habrán conmemorado estas importantes efemérides hasta en la lejana Patagonia.

Pero este mismo año se están conmemorando otras efemérides y la Bienal las ignorado, como son las del centenario del nacimiento de artistas tan importantes como Diego del Gastor, la Niña de la Puebla o Juan Varea. Lo que demuestra que el festival se aleja de los aficionados al cante, cuando el cante es, se diga lo que se diga, la almendra de la esencia de flamenco, el origen de todo, el principio de lo jondo, la faceta que provocó la ruptura con lo folklórico para que naciera, sencillamente, el arte sublime de Silverio FRanconeti, Don Antonio Chacón y la Niña de los Peines.

Para la organización y el director de la muestra lo que importa es que se llenen los hoteles y los teatros, que vengan los guiris y los medios de comunicación de fuera de Andalucía, porque un reportaje de La Vanguardia es mucho más positivo que una crítica de algún plumilla del terruño, según la dirección del festival de los festivales.

Desprecio total para los medios sevillanos, que han llevado en volandas al festival flamenco más importante del mundo, aunque su éxito se lo quieran apuntar ahora los políticos municipales, los herederos de quienes mandaron la piqueta para derribar El Burrero de verano y El célebre Novedades, allá por el siglo XIX y el siguiente.

Llegados a este punto, entendemos perfectamente que aficionados de Arcos de la Frontera, Lebrija o Puente Genil pasen de la Bienal de Flamenco, porque no les gusta el formato y no se ven reflejados en él como aficionados.

Se han dado perfecta cuenta de que prima el márketing sobre el arte, la política sobre la esencia, el reclamo turístico sobre el gusto de los que, aunque sean minoría, son los que han conseguido que el flamenco sea hoy un arte tenido en cuenta.

Vamos a tener la oportunidad de escuchar a Calixto Sánchez , José el de la Tomasa, Carmen Linares Diego Carrasco (Lope de Vega día 21), Mayte Martín (Lope de Vega, día 28), José Mercé (Maestranza, día 2 de octubre), Arcángel (Lope de Vega, día 4) y, en la clausura, Enrique Morente.

En el baile ocurre lo mismo que en el cante. Las grandes bailaoras del flamenco van estar -algunas de ellas-, pero, salvo Pepa Montes, que estrenará su propio espectáculo, estarán en espectáculos corales, como son los casos de Merche Esmeralda o Milagros Mengíbar.

En la guitarra, el protagonismo lo va a tener Manolo Sanlúcar, que tocará en la gala inaugural (Plaza de San Francisco, día 10 de septiembre) y, además, estrenará Baldomero Resendi. La voz del color (Lope de Vega, día 19).

Víctor Monje Serranito tocará el día 1 de octubre en el Lope de Vega, y Juan Manuel Cañizares, el día 4 en el Teatro Central.

Por otra parte, Pedro Sierra estrenará Tres Movimientos (Teatro Central (Día 26).

A pesar de lo dicho, apostamos por la Bienal y por el futuro y el de los artistas más jóvenes, que están obligados a hacerse grandes.

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