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Luis Fabiano no tiene la suerte de Mourinho

El Sevilla vuelve a fallar en casa y desconcierta a su afición. Anoche, sus seguidores confiaban en celebrar el liderato. Para ello, había que ganar al Racing. Y parecía posible. Pero de nuevo el equipo de Antonio Álvarez volvió a decepcionar. Y todo ello ante la mirada de Luis Fabiano, repescado a última hora y que salió en la recta final buscando un milagro que no se produjo.

el 23 sep 2010 / 23:12 h.

Luis Fabiano, en acción.

Si antes de firmar su renovación hubiese sabido que sólo la baja de última hora de Kanouté le habría abierto las puertas en la lista de convocados para este encuentro, y que antes de saltar al césped lo haría como segundo futbolista del equipo con menos minutos jugados en Liga hasta la fecha, el futuro de Luis Fabiano podría haber sido otro. Sólo Diego Capel (siete minutos) y Romaric (diez) han estado menos tiempo en el campo, pero ayer ni la baja de Kanouté le dio la titularidad. Cuatro jornadas, cero presencias en el once inicial para el brasileño.

Antonio Álvarez quiere al mejor Luis Fabiano. Nadie lo duda. Pero nadie duda tampoco que O Fabuloso no es el culpable de los malos partidos del equipo en competición continental o de la falta de gol tanto el día del Dépor como anoche ante el Racing. Pero doctores tiene la Iglesia y Álvarez sabrá lo que hace. Como él dice, esto no ha hecho más que comenzar, quedan muchos partidos por delante y es mejor que Luis Fabiano se prepare para alcanzar su mejor estado de forma.

Lo que pasa es que, por desgracia para el brasileño, sus quejas no surten el mismo efecto que, por ejemplo, las de José Mourinho, entrenador del Real Madrid. ¿Que necesito un centrocampista? Aquí tiene usted a Kedhira. ¿Que también me vendría bien un mediapunta de calidad? Aquí le traemos a Özil. ¿Que el terreno de juego es un patatal? Se lo cambiamos en tiempo récord. Y es que, por muchos goles que haya marcado, por mucho fútbol que haya regalado, el pasado, a veces, sirve de poco. Ahora, ni la selección brasileña cuenta con él. No corren buenos tiempos ni tendrá nunca la suerte de Morinho.

El caso de Diego Capel tampoco deja de ser llamativo. Perotti es un filón y nadie lo duda, como tampoco que el almeriense -en su día llegó a ser internacional absoluto- puede aportar muchas cosas. Pero ni él ni ningún compañero suyo tiene la varita mágica para arreglar a este Sevilla que sigue buscando su identidad mientras recorre un camino de brasas. Ni tener la oportunidad de alcanzar el liderato le impide quemarse ante su propia afición.

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