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Luis Mariscal responde bien a la transfusión de sangre

El peón sevillano permanece ingresado en la UCI del Sagrado Corazón en estado muy grave.

el 16 ago 2010 / 15:12 h.

Luis Mariscal en el momento de la cogida. - Paco Puentes

Quería asegurar la ovación, hacer las cosas bien, y apuró distancias y terrenos cuando pretendía colocar el tercer par de banderillas al quinto Peñajara. El toro era un auténtico tío, un tren largo con dos hoces que no permitió el más mínimo fallo. En el embroque de la suerte, Luis Mariscal fue prendido por el muslo izquierdo y lanzado al aire.

Sin poner los pies en el suelo, el pitón le atravesó el muslo y el torero giró sobre sí mismo para quedar colgado dos o tres eternos segundos del asta. Desde el tendido, tal y como luego se corroboraría, la impresión era de percance gravísimo y el reguero de sangre dejado entre las rayas y la puerta de la enfermería delataba que la noche, metida en sombras, se alargaba sin riberas. Curiosamente, ese mismo toro había herido antes a un caballo de picar que tuvo que ser retirado del ruedo mientras sangraba aparatosamente por la mano derecha.

El resto del festejo se vivió pendiente de la puerta del cuidado quirófano de la plaza. Comenzaba una compleja operación que se prolongaría más allá de las cuatro y media de la madrugada del lunes, mientras las noticias eran filtradas a cuentagotas por los familiares que entraban y salían de la enfermería. Las primeras noticias pretendían ser tranquilizadoras: "Es una cornada limpia", decían sus allegados. Pero la tozudez de los hechos no admitía paños calientes ni mentiras piadosas. A los médicos les quedaba un largo trabajo. Su hermano y jefe de filas, el matador de toros Salvador Cortés, permaneció en la enfermería toda la noche y sólo viajó a Leganés -donde tenía previsto torear ayer- cuando supo que las constantes vitales de su peón de confianza eran estables.

El parte oficial firmado por el doctor Villamor, que calificó el percance de "muy grave", detallaría después que Luis Mariscal sufrió "cinco heridas en cara anterior, lateral interna y posterior del muslo izquierdo con hemorragia arterial y venosa activas y cuadro de shock". La cornada, o cornadas, habían producido importantes daños vasculares y habían afectado a numerosos planos musculares del muslo del lidiador sevillano, que necesitó ser injertado con tejido de su propia safena para restañar los gravísimos destrozos producidos en sus vasos sanguíneos. El propio Ramón Vila, cirujano jefe de la plaza de la Maestranza, expresaría al día siguiente su sorpresa por la aparatosidad de las heridas: "Es una cosa rara, nunca me había encontrado con cinco heridas desde la ingle hasta la rodilla. Pensando después, viendo las fotos, he llegado a la conclusión de que se trata de dos cornadas diferentes. Creo que le pegó la primera y luego le alcanzó en el aire detrás del muslo. Con una sola cornada no puede haber cinco orificios distintos", señaló Vila, que también aludió a la larga rehabilitación que tendrá que afrontar el torero para recuperar los músculos afectados.

La falta de camas en los hospitales Virgen del Rocío y Macarena condicionaron su traslado a la Clínica del Sagrado Corazón, donde anoche permanecía ingresado en la UCI en estado de máxima gravedad después de ser sometido a una transfusión de sangre. Si la mañana había supuesto un respiro para familiares y amigos, el estado del herido se agravó en las primeras horas de la tarde. Problemas en la asimilación del plasma recibido durante la operación y la pérdida de sangre experimentada aconsejaron una transfusiónpara paliar el déficit de plaquetas y glóbulos rojos que presentaba.
A última hora de la tarde, los familiares pudieron visitar al herido. Mariscal estaba respondiendo bien a la transfusión e incluso pudo intercambiar algunas palabras. La principal preocupación se basa ahora en la correcta circulación de la sangre.

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