Madre que Reina en las Marismas

La Virgen del Rocío ya se encuentra en su Santuario después de 23 horas y media de procesión. Miles de personas arroparon a la Señora desde que salió de El Chaparral.

el 13 may 2013 / 09:53 h.

Interrumpió el tiempo. Cortó el aire en tal muestra de fervor, que se volvió la voz cansada del esfuerzo después de 23 horas y media. Después de un camino de tres leguas, cargado de polvo y calor. Un aplauso brotó del interior de Almonte cuando su Patrona volvió a su Trono, a reinar en las Marismas, desde la blancura de su Santuario. Entre vivas y las salves de las voces rotas del párroco José García y de las camaristas, María del Carmen Morales y Carmen Rocío Vega, llovieron las salves como al pasto el Rocío. En sus rostros, la emoción dibujada. Sus hijos almonteños la habían depositado en el altar en torno a las 21.32 horas en medio de una marea de alegría.  Todo se había terminado. Los besos en el manto y la saya de los hombres de la Virgen sonaban a los últimos resquicios de una despedida que no por esperada, tuvo un sabor menos agridulce. rocio-santurarioEn su Ermita completamente abarrotada, fue recibida sólo unos minutos antes, cuando a las 21.27 horas y mirando hacia sus devotos en la calle, cruzaba la Concha de su puerta principal, mientras las salvas de escopetas y el olor a pólvora se intensificaba en señal de alborozo y orgullo ante el deber cumplido.  De manera paulatina, las abuelas almonteñas habían entrado antes portando los atributos de la Señora. “Es una herencia que dejaré a mis nietas y lo haré muy contenta, cuando ya no pueda más”, refería una de ellas. La melancolía de las calles de Almonte se tornó alegría y júbilo en las de su aldea, y hasta las campanas de la Ermita repicaron de júbilo cuando la Madre de Dios se aproximaba hasta la Hermandad Matriz a las 21.23 horas, a un ritmo rápido desde El Real, donde los campaniles de las hermandades de Huelva primero, y después de Moguer, con sus fachadas completamente adornadas, anunciaban su llegada. Mientras tanto, cientos de cámaras y de teléfonos móviles intentaban captar la Luz de su Mirada, la Belleza de su rostro, más humanizado con los tirabuzones menos rígidos que en la noche anterior, a causa del camino. A paso rápido, con el ocaso reflejado en el cielo de la aldea, la Pastora avanzaba entre la multitud por el sendero bellísimamente adornado de palos de romero, flores blancas y salpicado de templetes con que El Rocío también la recibe. En sus calles había entrado en torno a las 19.30 horas y las primeras sevillanas la engalanaron sin que hubiera alcanzado el primer arco, que también la llenó de pétalos, mientras la Pastora era acercada a aquellas casas de especial vinculación con la devoción rociera. Las lágrimas comprometieron a la emoción y no tardaron en recorrer las mejillas de cientos de rocieros apostados para contemplarla de nuevo, con las últimas luces de la tarde entrar triunfalmente en su aldea. El Altar del Pañito ya rebosaba de corazones reunidos para contemplarla por primera vez, incluso antes de lo previsto, pero como bien explicó un almonteño, “la Virgen no tiene nunca hora. Ayer fue pronta su hora de salida, pero se recogerá siempre cuando Ella quiera”. Así, un numeroso grupo de almonteños esperaba subido en el Altar a que se acercara la Señora para depositarla con la mayor suavidad posible, mientras a las 19.50 horas, lentamente, como quien no quiere acelerar el instante, la Blanca Paloma era ubicada bajo el templete entre las salvas de escopetas y las miradas de miles de personas reunidas en la intersección de la calle El Ajolí con el Camino de los Llanos. El capote empapado de sudor, resumía sin palabras la jornada, mientras se apartaban los hombres de la Virgen para dar paso a las camaristas, que iban quitando poco a poco, los alfileres del guardapolvo con el que había caminado la Señora. Los nervios iban haciéndose notar, mientras las salves de las gargantas rotas de estas dos mujeres, madre e hija, que tienen la suerte, el privilegio y la responsabilidad de una herencia única, iban dando paso a la tradición. A las 20.08 horas, sólo con el Pañito prendido en el sombrero, de copa alta  se daba paso al gran momento, tras retoques primorosos de las camaristas. El párroco de Almonte, José García Muñoz desvelaba el rostro de la Madre de Dios. Entonces, sólo entonces, se evocó al recuerdo con un minuto de silencio absoluto, que enmudeció a la multitud para Miguel Ángel Domínguez y su hija María, las dos víctimas del crimen que el pasado 29 de abril conmocionaba a Almonte. Una salve y un gloria por sus almas levantaba de nuevo, la ovación de un pueblo unido. Era el momento de disfrutar la imagen de su Patrona vestida de Pastora, y de detalles tan exquisitos como el ramo de flores que cuelga del báculo del Niño, regalado por el Grupo Joven de la Matriz para el traslado de 2005.  Miles de personas la acompañaron en su peregrinar a su aldea por el Camino de los Llanos, conformando un mar de cabezas que le demostró las mil maneras que hay de querer a la Virgen del Rocío, bien a través de sevillanas, de salves, de vivas, o simplemente de oraciones calladas. Los niños se volvieron protagonistas en cada metro de este recorrido, ya que cientos de pequeños fueron llevados hasta sus sencillas andas para que Ella los proteja. Atrás quedaban los arduos kilómetros del Camino de los Llanos, el de los Tanajales, que transita en paralelo por la carretera de Almonte al Rocío en su primer trecho, pero que guarda su parte más bella, pero también la más dificultosa en su último trecho, con la arena removida y que fue tomado en las primeras horas de la tarde. Armados con cayados, pañuelos de hierba para respirar mejor y con la fe por bandera, acompañando a “buen ritmo a la Reina de las Marismas” desde que abandonara El Chaparral, totalmente cubierta con el guardapolvo y el pañito. Por sendas delimitadas por pinos teñidos de blanco y por parajes como el Puente de Olivarejos, que pasa por el arroyo de Santa María, en el punto en que los almonteños le llaman de La Palmosa en un camino “que ha tenido un ritmo tranquilo”, reseñaba otro almonteño. La Virgen ya se encuentra en su Altar Mayor, esperando a que María del Carmen Morales y su hija la vistan con sus galas de Reina para presidir su romería. Aunque Ella, ya Reina en las Marismas.

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