Cofradías

Madurez para pensar que ha sido la última

La cofradía del Claret confía en poder llegar hasta la Catedral en la Semana Santa de 2012

el 15 abr 2011 / 20:07 h.

Tal vez sea por la experiencia que los años les ha dado o quizás por el carácter que su junta de gobierno ha sido capaz de imprimirle desde que sacara sus primeros nazarenos en 2007. Quién sabe. Pero lo cierto es que la madurez de su cortejo, desde el que porta la cruz de guía hasta el último músico de Cigarreras, hacen que su sitio esté ya más cerca de cualquier jornada de la Semana Santa que de este Viernes de Dolores.

La Misión sabe a cofradía de siempre, curtida en años de historia aunque su vida como cofradía no llegue ni a la década. Y eso es algo que se nota desde que los minutos van aproximándose a la hora de la salida. Niños y mayores llegan de la mano en el anonimato de su escapulario. Es una hermandad de familia más allá de su vinculación con el colegio del Claret. Son nazarenos que desde horas tempranas han venido rompiendo el mutismo de las calles siamesas del barrio de Heliópolis para llegar hasta el templo. Así ocurre en el número seis de la calle Uruguay. Hasta una decena de nazarenos salen uno a uno de la casa ante la atenta mirada de la abuela que los despide satisfecha. Entre saltos infantiles se cuentan. "Estamos todos", señala uno de los mayores del grupo. Y así, sin que ningún diputado de tramos les guíe, caminan hacia el sueño de otro Viernes de Dolores.

Llega la hora. Puntuales como si hubiera sonado la campana del colegio, las puertas de la parroquia se abren para dejar pasar la luz a su interior. Entre el sol y algo de viento, necesario por los casi treinta grados que soportaba la tarde. Más de cuatrocientos nazarenos, la mayoría niños, iban poco a poco tomando las calles de un barrio que las llenaba por esas horas. Había nervios o quizás inquietud. No obstante era el comienzo. Los primeros caramelos, estampitas que caían de sus manos ante tanto movimiento, e incluso la ilusión del costal de aquellos antiguos alumnos que hoy se estrenaban bajo el paso.

Y entonces llegó el silencio. Tres golpes secos de Antonio Santiago al martillo que, con el brazo sobre el hombre de su hijo, acercaba el misterio al dintel de la parroquia. Se respiraba madurez en cada paso que da la cofradía. Otra vez el llamador que manda al cielo al Cristo de la Misión y a la Virgen del Amparo. "Venga de frente, valientes". El grito de Santiago se repite constantemente mientras los costaleros luchan contra el milímetro que los separa del dintel.

Se consuma el milagro. Aplausos y sones clásicos de Cigarreras ponen la banda sonora a un momento único que se repite cada año. El misterio, dorado por el sol, revira dirección a La Palmera. Es el camino soñado, el que les marca el corazón, aquel con el que esperan convertirse algún día en la cofradía 61 de la Semana Santa.

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