Magdalena Álvarez, antes partía que doblá, fue esta vez harto comedida, será que los humos se esfuman, o quedan en el cuerpo encerrados, al pasar de política a directiva financiera, la número dos del BEI, el Banco Europeo de Inversiones, en Luxemburgo la encontraréis.
En el foro de El Correo de Andalucía, fue Carmen Romero, europarlamentaria socialista, quien presentó a la conferenciante, y la calificó como una auténtica mujer política y muy bien posicionada para, en un futuro, acceder a los organismos internacionales que se proponga, que tiemble la francesa Christine Lagarde, ministra de Finanzas y candidata a la presidencia del FMI.
Del guiño entre una y otra sabemos que, por casualidad, la hija de Álvarez conoció a Romero antes de que éstas cruzaran palabra y fue en un avión, y mi niña me dijo tal, y no le hice caso, pero al tiempo supe que mi niña se había encontrado con ella, prólogo que no viene al caso.
El tema es que, cuando ya por fin se vieron, loados el destino y una cita de féminas socialistas, eran tiempos de suprema tensión en las cajas andaluzas -huida de Cajasur y cajeros díscolos de San Fernando y El Monte-, y Carmen Romero regaló a su nueva amiga un bote de espinacas, ponte fuerte, Magdalena Popeye.
Nuestra protagonista admitió lo que todos saben, que no tiene ni pizca de paciencia. "Yo prefiero gestionar". Bendita la hora, pues, en que la sacaron del Parlamento Europeo y la mandaron al BEI, donde gestiona créditos, dinero, es la vicepresidenta y la responsable de financiación en España, Portugal y países de América Latina y Asia, todo junto.
Corrige a Carmen Romero, no son billones lo que has dicho, son sólo millones porque los billones en EEUU son miles de millones, de lo contrario los tantísimos millones que has calculado servirían para dar la vuelta al mundo, la concurrencia ríe, unos a otros se preguntan en qué quedamos, en cualquier caso, mucho dinero. Vuelta a los millones, traigo datos, algunos daré, sólo algunos, no quiero hartarles. Temor de los periodistas a que todos los ofreciera, en la memoria quedan sus ruedas de prensa cuando era consejera de Economía en épocas de Manuel Chaves. Alguien en la sala dormitaba, qué malo resulta madrugar o trasnochar.
Se cierne la afonía, tampoco es que haya hablado tanto, será que está desentrenada. "Simplificaré, no vaya a ser que nos quedemos sin la persona". Lo decía por ella, modestia aparte, el yo se escuchó en varias ocasiones, yo negocié el préstamo de este AVE con el BEI, yo negocié aquel otro cuando era ministra de Fomento, cuando era consejera de Economía.
Traje colorido, distintas tonalidades de verdes, rojos y marrones, diseño de amebas o cocodrilo raro, chaqueta. Se le pregunta por el papel de la mujer en el mundo financiero. "Nosotras hemos sido lo suficientemente bravas al asomar la patita, muchas veces con el riesgo de que te la corten", responde.
"Hemos sido muy mal tratadas en el ámbito financiero pero en el resto de ámbitos, igual, pues avanzamos muy poco, y eso es injusto. Desde el punto de vista empresarial es desaprovechar nuestro talento. Siempre hemos tenido que remar contracorriente". Se oyen palmadas, pocas, tímidas, de iniciar y no continuar, y eran precisamente de féminas.
Suena también un dios mío al reprochar el pesimismo y la pena negra que transmiten los medios de comunicación sobre el estado de la economía de España, flaco favor. España tendrá que trabajar duro, dijo, las circunstancias son difíciles. ¿Caeremos en el rescate? Nadie es libre de que se le caiga encima una teja, hacia arriba mira, ninguna teja en el techo del NH Central Convenciones, lagarto, lagarto.
Sobre las cajas, nada, aunque su silencio manifestaba su dolor por cómo ha quedado el mapa financiero andaluz. Sobre la política, menos, Rubalcaba, OK, y las elecciones, mal.
Bueno, a todo esto. ¿Cómo ir a por los créditos del BEI?, se interesan los empresarios. En Madrid hay una oficina, allí por Velázquez, justo encima del VIP. Y pueden preguntar por Yolanda.
