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Malthus en el Real

Malthus fue un tipo que dijo unas cosas muy feas y muy pesimistas, y por eso todos nos olvidamos que él. Cierto es que se equivocó en algunos datos, que no previó otras, que las cosas no fueron como pensó. Gracias a Dios.

el 16 sep 2009 / 02:07 h.

Malthus fue un tipo que dijo unas cosas muy feas y muy pesimistas, y por eso todos nos olvidamos que él. Cierto es que se equivocó en algunos datos, que no previó otras, que las cosas no fueron como pensó. Gracias a Dios. Pero ahora, con algunos siglos de retraso, estamos viendo que en mucho de lo que decía tenía más razón que un santo. La alarma medioambiental es real y actual, y frente a ella nadie se toma a este hombre a la ligera. Yo he comprobado su acierto en esta Feria, que todavía dura pero no para mí. El incremento de la población feriante es para asustarse, por motivos demográficos y de popularidad del evento. La Feria la utilizan los de aquí, los del círculo metropolitano y los forasteros. Antes de los pueblos se venía los fines de semana; hoy los que viven en ellos, en hileras de adosados, se sienten tan sevillanos como cualquiera, y están aquí desde el primer día. La Feria el martes parecía la Meca. Las casetas están a rebosar, y en la calle se queda el que no tiene una, pero también el que no cabe en la que tiene. Los enganches llevan años racionados, y a los caballistas poco les falta. El Metro ha visto escenas inenarrables; los autobuses, colas como de otra época. Se veía venir: se incrementan los usuarios; los recursos, sin embargo, han sido siempre los mismos, los metros cuadrados de siempre, las casetas de toda la vida. No basta con esperar que algún día habrá más calles, casetas y paseos. Quizás tendremos que plantearnos el tipo de Feria que tenemos, que no se pensó para tanta gente; ni siquiera se pensó para todos los sevillanos. Hoy somos muchos más, y todos tenemos igual derecho a la diversión. Hay que pensar en otras cosas, más allá de los parches de las casetas públicas. Hemos aprendido algunas cosas, como los hábitos de acudir a la Feria y la paciencia que hace falta para llegar a ella. Espero que seamos capaces de seguir aprendiendo. Otras ciudades lo han hecho, y ahora disfrutan sus fiestas más y mejor. Aunque la verdad es que en Sevilla lo de cambiar nunca se nos ha dado muy bien. El problema no es que hayamos olvidado a Malthus; es que también ignoramos a Darwin, y eso de que hay que evolucionar para sobrevivir.

Catedrático de Derecho del Trabajo

miguelrpr@ono.com

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