Si hay un alimento rey en la dieta preferida de los adolescentes es la pasta. Por contra, las lentejas son las más odiadas. Con las prisas, los fritos desplazan al cuchareo y si en los primeros meses de vida se cuida que los potitos y papillas sean equilibrados y los bebés ingieran todo tipo de alimentos, cuando crecen, por no pelearse cada mediodía para que se coman las verduras, se va perdiendo esa dieta equlibrada, al tiempo que la actividad física baja por mucho que las consolas sean cada vez más interactivas.
Para luchar contra ello y fomentar los hábitos saludables entre los adolescentes, la Fundación Alicia (Alimentación y Ciencia) -una ONGprivada y centro de investigación para la innovación en la cocina- y la Kraft Foods Foundation han ideado un programa, dirigido a alumnos de 30 de ESO (14 y 15 años) que recorre este curso 90 colegios de todo el país inscritos voluntariamente. En Sevilla, la nutricionista y el cocinero del mismo han visitado La Salle y el San Hermenegildo de Dos Hermanas.En el centro La Salle Felipe Benito fueron los profesores de Educación Física y Biología, Juan Macías y Andrés Calvillo respectivamente, quienes apuntaron al centro a esta actividad, conscientes de que las frutas y verduras brillan por su ausencia en la dieta diaria de sus alumnos, que "abusan de la bollería" y apenas hacen deporte fuera del colegio, sobre todo las niñas. "En el recreo, ellos juegan al fútbol pero ellas prefieren pasear con su amiga", observa Juan. Las chicas, "por estética" se preocupan más por la alimentación "pero los niños queman más".
La nutrición es parte del temario que ambos imparten. Lograron que la cafetería del colegio tenga fruta además de bocatas y bollería, pero tienen claro que la claves está en los padres. "La comodidad hace que lo que al niño no le gusta no se le da, pero también lo que tú no comes no se lo vas a dar al niño. Y los medios y los restaurantes con los menús infantiles hacen mucho daño. ¿Por qué no van a comer lo mismo en vez de nuggets?", lamenta Andrés.Durante una semana, los alumnos han apuntado cuántas comidas hacían, qué ingerían, cuándo, dónde, solos o con sus padres, de pie o sentados, etc... Con esa información, Sara Pareja (nutricionista) y Daniel (cocinero) han preparado la actividad.
Comienzan con un circuito de actividades de distinta intensidad:juegos de mesa y hablar, caminar, tabla de abdominales y lumbares y saltar a la comba. Miden la energía quemada y comprueban cuántas avellanas tendrían que ingerir para recuperarla. La siguiente fase es una clase de cocina. Daniel les demuestra que hay muchos platos rápidos y fáciles pero sanos, completos y bonitos porque "no solo comemos por la boca, también con los ojos". En media hora hacemacarrones con salteado de verduras, lomos de merluza al vapor con puré de garbanzos, patatas cocidas rellenas y de postre, yogur con piña y plátano rociado con zumo de naranja natural.Tras la demostración, les toca a los chicos. Dani propone hacer "una ensalada con manzanas como las que hacía en los scout que estaban impresionantes".
Admite que le encanta "comer y cocinar" y a veces ayuda en casa, por ejemplo "bato el huevo para la masa de las croquetes, le pongo harina y las frío". Los macarrones son su plato favorito pero come de todo. Raúl también cocina "porque mi madre trabaja y soy creativo". Le gusta todo, también las verduras, "menos las lentejas de mi madre, pero las de mi abuelo me encantan". Antes comía muchos fritos y "estaba más gordo". Ahora intenta variar.Los niños se revelan más imaginativos y cocinillas que las niñas. Paola reconoce que no sabe cocinar ni lo hace nunca. Naiara, que no puede con la verdura y los chícharos "porque me obligan", solo a veces hace salchichas o espaguetis "para mi hermana chica cuando mis padres no están". Marta sí se suele prepararse la comida. "Cojo algo de la tienda -sus padres regentan una- y me lo hago. Guisos no sé pero pasta o huevos fritos sí". Juntas preparan brochetas de fruta. Y en los fogones, Luis fríe pollo que acompañarán con "ajitos y verduras que está haciendo la otra parte del grupo". En su casa, su madre y su padre se turnan para cocinar y él echa "una manita". A su lado, Jerónimo hace una "salsa de tomate para los macarrones con cebollita, perejil y tomate natural". Se enorgullece de sabe guisar. Su especialidad es el pollo en salsa al horno al que da "un toque. La presentación es muy importante".