Dos barrios de la ciudad estrenaban un Sábado de Pasión diferente al habitual. En San José Obrero, por primera vez nazarenos de antifaz y túnica azul llenarían las calles de alrededor de la parroquia para realizar su primera estación de penitencia. Por eso el templo era un hervidero de curiosos y cofrades desde primera hora de la mañana. Los miembros de su junta de gobierno, encabezada por su hermano mayor, Rafael Ramírez, comentaban la tremenda satisfacción que sentían por poder ver al Nazareno de la Caridad -estrenando Cirineo, obra de Fernando Aguado- y a la Virgen de los Dolores recorriendo las calles de San José Obrero en la tarde del Sábado de Pasión. Que el cielo amenzara mal tiempo o la lluvia se empeñara en hacer acto de presencia sólo eran meras anécdotas que no podían empañar la ilusión de esta mañana de estreno.
Algo similar ocurría en la iglesia de la Beata Ana María. Allí, la hermandad del Divino Perdón del Parque Alcosa veía cada vez más cercano el sueño de poder procesionar con la Virgen de la Purísima Concepción en su estación de penitencia. Por eso, la mayoría de las fotos que se sucedían en el templo se dirigían hacia la imagen mariana. Nadie quería perder detalle.
Todo era expectación. En la Milagrosa, con el estreno del bordado de la delantera del palio de la Virgen del Rosario, y también en Torreblanca. En la parroquia de San Antonio todos confiaban en que el tiempo diese un tregua para poder evangelizar, esta vez sí, por las calles del barrio. En el altar de insignias, el estandarte de la Resurrección anunciaba la presencia de sus nazarenos en el cortejo de Torreblanca, recuerdo de aquel Víacrucis de la Fe.
Ver la fotogalería
