¿Y cómo mostrar al planeta que Sevilla es la capital mundial del enganche? Pues nada mejor que meterle a los turistas, potenciales embajadores de la ciudad, los carruajes por los ojos. «Perdón, ¿y qué es esto?», era la pregunta más reiterada ayer en las zonas monumentales de Sevilla por las ordas de visitantes que en este puente del primero de mayo invaden el Centro al verse sorprendidos una y otra vez, con la cadencia casi de una contrarreloj ciclista, por la presencia de lujosos enganches de caballos maniobrando a la sombra de la Giralda o dando marcha atrás ante el lienzo de muralla del Real Alcázar. Si en la mañana de ayer no acabaron en la casa de socorro entre 30 y 40 turistas tirando por abajo y alguna de las mujeres que venden romero en este entorno arrollados por un coche de caballo de época fue de vivo milagro. Para solaz, recreo y disfrute de los visitantes que hacían cola ante la Catedral o ante la Puerta del León del Alcázar, los organizadores del Concurso Internacional de Enganches de Tradición Ciudad de Sevilla, el primero de estas características que acoge la ciudad, introdujeron el recorrido sobre asfalto de los carruajes participantes por las principales arterias turísticas de la ciudad. ¿Habrá cóctel más peligroso que el de un turista pertrechado de cámara de fotos y el de un coche de caballos pasando a su vera y, además, maniobrando en distintas pruebas en el marco de una competición? Desde luego captar en tal monumental escenario algunas de estas idílicas postales, propias de las tiendas de souvenirs, de cocheros, lacayos y pasajeros vestidos de época a bordo de enganches que son hoy día auténticas piezas de museo, merecía la pena jugarse el tipo. Los principales destinatarios de las preguntas de los turistas eran esos señores enchaquetados y tocados con sombreros de ala ancha que, dispersos por el recorrido de 13 kilómetros trazado por el centro histórico y el parque de María Luisa, ejercían de jueces. Al tiempo que valoraban las evoluciones de cada unos de los 34 carruajes participantes en la prueba y contestaban las dudas sobre los ejercicios en cuestión a los turistas más curiosos, a los pacientes jueces les tocaba ejercer de aténticos cicerones: que si qué autobús se coge para ir al campo del Betis, que si cae muy lejos la Feria, que si por dónde se va a la Puerta de Jerez o que si dónde podría comprarme un sombrero como el tuyo. El concurso constaba de tres pruebas. La primera de ellas, una presentación en la Plaza de España, ante un jurado compuesto por tres jueces independientes. A continuación, los participantes debían completar un recorrido variado de asfalto de 13 kilómetros con diferentes pasos obligados, en cada uno de los cuales los cocheros debían mostrar su destreza en el manejo de los carruajes. Desde hacer el giro a una mano alrededor de la fuente de Lafita, ante la Puerta de los Palos de la Catedral, para luego pasar discurrir entre dos conos, hasta parar durante diez segundos la rueda delantera del enganche en un tramo en pendiente de un metro y medio de largo o hacer retroceder el carruaje durante tres metros por un estrecho pasillo balizado por cuatro conos. Por último, los participantes debieron enfrentarse en el Parque de los Príncipes a una prueba de manejabilidad sobre tierra o hierba con hasta 20 puertas y 800 metros de recorrido. Como corolario al proyecto Sevilla, Capital Mundial del Enganche, la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla albergará este mediodía la tradicional exhibición de enganches, en la que participarán 70 carruajes y que tendrá como invitado de honor a la Guardia Civil, Cuerpo que abrirá el evento con un carrusel de lanceros de su Escuadrón de Caballería. Un espectáculo colorista que servirá, como todos los años, el mejor preludio para el arranque de una nueva edición de la Feria de Abril de Sevilla.