Cultura

Manolete, la muerte de un mito

Hoy se cumplen 62 años de aquella letal cornada que le infligió un miura llamado 'Islero' y que acabó con la vida del diestro cordobés. Así que pasen los años, Manolete será recordado.

el 16 sep 2009 / 07:46 h.

Como en una ronda trágica, el verano taurino va desgranando, una a una, las efemérides luctuosas de las gentes del toro. Ignacio en Manzanares, Yiyo en Colmenar, Paquirri en Pozoblanco? Hoy se cumplen 62 años de la cornada mortal de Manuel Rodríguez Manolete en el ruedo de Linares.

Esta tarde, en la misma plaza, a la misma hora en la que aquel miura bragado llamado 'Islero' destrozó el temido Triángulo de Scarpa del coloso cordobés, están anunciados los matadores de toros Enrique Ponce, Miguel Ángel Perera y Cayetano para honrar su memoria y recordar aquella fecha que partió en dos a España y marcó un antes y un después en el toreo. Y es que la fiesta sigue y se alimenta de la sangre de los toreros.

Como cada año, una mano anónima dejará flores en el ruedo y una voz desde el tendido proclamará: "¡Gloria a Manolete!".

La agonía del Califa cordobés ya es historia: las primeras operaciones en la enfermería de la plaza hasta lograr estabilizarlo, el traslado angustioso al hospital de los Marqueses de Linares, las esperanzas de una evolución que nunca llegaría.

Hasta el último cigarrillo y aquel plasma inoportuno -eran otros tiempos para la hematología- que Giménez Guinea trajo desde Madrid y que fulminó al torero en muy pocos segundos.

Manolete dejaba de existir en la madrugada del día 29. A la vez que El Pipo le cerraba los ojos se ponía fin también a una etapa fundamental en la historia del toreo y, de alguna manera, se le daba puerta a toda época también en el currículo de un país que empezaba a despedirse de la posguerra.

Manolete, nacido en Córdoba en 1917, había sido más que un matador y desde los parámetros actuales es difícil abarcar toda la dimensión que supuso su trágica desaparición.

Imitado por los hombres, precursor de modas y modos y admirado por las mujeres, dejó un vacío en la profesión muy difícil de llenar en las temporadas posteriores.

Su legado taurino fue un nuevo paso en la difícil conquista del sitio. Dueño de una personalidad intransferible y revolucionario en el concepto, Manolete se erigió en el arquitecto del toreo moderno. Pasaron muchas cosas en la España de 1947, pero aquélla fue la noticia del año, de muchos años.

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