Cultura

Manolete, una verdadera fascinación

"La figura de Manolete siempre me fascinó, desde pequeño, cuando iba con mi abuelo al barrio cordobés de Santa Marina, el de los toreros" afirma el escritor Pérez Azaústre.

el 15 sep 2009 / 04:35 h.

La figura de Manolete siempre me fascinó, desde pequeño, cuando iba con mi abuelo al barrio cordobés de Santa Marina, el de los toreros". Han tenido que pasar muchos años, sin embargo, para que Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) se decidiera a canalizar esa atracción a través de su oficio de poeta y narrador. Antes vendrían novelas ambientadas en Nueva York o París, como América o El gran Felton.

En ésas estaba cuando recayó sobre su obra La suite de Manolete el premio Fernando Quiñones. "Disfruto de los toros como espectáculo plástico y cromático, pero Manolete es aquí el termómetro de todos los personajes. Se trata de una novela sobre la soledad y la identidad, porque todo el mundo en ella quiere ser algo distinto de lo que es", comenta.

Por ello, la diferencia entre la producción anterior y esta última novela es más estrecha de lo que pudiera parecer a simple vista. "En todas he hablado de mis tejidos más íntimos. A menudo la metacultura es una máscara que nos permite contar otras cosas", explica el cordobés.

Lo que parece evidente es que la figura del legendario matador sigue magnetizando como antaño hacía dentro y fuera de los ruedos. "Tuvo todo para ser feliz y se encontró con un destino trágico, previsible hasta cierto punto. Cuando un hombre es feliz hay que dejarlo en paz".

  • 1