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Manolo Caracol y sus célebres antepasados del cante y el baile

Todavía hay quienes ponen en duda que Manolo Caracol fuera de verdad tataranieto de Antonio el Planeta. Caracol lo juraba sobre la Biblia, pero pocos le creyeron.

el 05 abr 2012 / 20:11 h.

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Todavía hay quienes ponen en duda que Manolo Caracol fuera de verdad tataranieto de Antonio el Planeta, o sea, de Antonio Dionisio Alonso -según la partida de bautismo que aportamos hace escasas semanas-, quien en sus documentos hacía constar siempre que era Antonio Monge Rivero, hijo de Gregorio y de Francisca.

Caracol lo juraba sobre la Biblia, pero pocos le creyeron. Cuando el niño comenzó a cantiñear como los ángeles morenos, su madre le decía muy orgullosa: "Hijo, que lo llevas en la sangre; que mi bisabuelo era El Planeta, el mejó de los tiempos". Y Caracolito, claro, presumía de su sangre cantaora, de la de su madre y de la de su padre, ante sus amigos de la Alameda de Hércules.

Su padre, Caracol el del Bulto, era hijo de José Ortega Feria El Águila. Caracol era biznieto, por tanto, de Enrique Ortega Díaz El Gordo, carnicero y seguiriyero de Cádiz. Como su abuelo El Águila se casó con una hija de Curro Durse, Rufina Fernández Espeleta, el fenómeno de la Tacita era su bisabuelo, al que no conoció. ¡Menudo pedigrí tenía Manolito Ortega!

De su célebre tatarabuelo no solo le hablaba su madre, Dolores Juárez Soto, sino su abuelo materno, Gregorio Juárez Monge, uno de los nietos de El Planeta, que también vivió en la Alameda de Hércules de Sevilla. La madre de Caracol se casó en Málaga con un vecino de esta ciudad que murió, al parecer, por mediar en una reyerta.

Viuda desconsolada, un día apareció por su lavandería malagueña el apuesto Manuel Ortega Fernández, Caracol el Viejo, entonces mozo de espada de su primo Joselito el Gallo. Manuel y Dolores se enamoraron y decidieron vivir juntos en la Alameda, pero sin casarse. Lo hicieron ya mayores, poco antes de morir, no sin antes traer al mundo al genio de los genios del cante, Manolo Caracol. Gregorio Juárez Monge, el nieto del El Planeta  -vástago de su hija María Dolores-, se casó en Málaga con Francisca Soto Ramírez, y al morir esta señora y dejarlo solo con varios hijos que sacar adelante, se unió a Magdalena Reyes Vargas, de Jerez de la Frontera.

Ambos se afincaron en Sevilla, en la Alameda de Hércules, en 1905, para estar cerca de Dolores Juárez Soto, la hija de él. Primero en la calle Churruca y luego en Castellar. Manolo Caracol, pues, conoció a su abuelo materno, al nieto malagueño de El Planeta. Esta es una prueba más de que el genial cantaor sevillano era tataranieto de aquel Antonio Monge Rivero, de Cádiz, que hace doscientos años ya cantaba al público.

Caracolito creció, pues, en una familia de artistas del cante, del baile y del toreo. En un barrio de Sevilla, además, donde vivieron Silverio Franconetti y Lorente, el Maestro Pérez y sus hijos, Frijones de Jerez y Paco la Luz, las hermanas Antúnez y el sanluqueño Diego Antúnez, Juan Ramírez y La Malena, las Macarrona y el Bizco Pardal, los Pavón de Sevilla y los Ortega de Cádiz, las Parrala y Juan Mojama, las hijas de Paco la Luz, María la Serrana y La Sorda, Juana Junquera y La Carbonera, Miguel Cruz y La Macaca, Escacena y el Niño Medina, María la Moreno y el Niño Gloria...

Lástima que Sevilla se haya olvidado de estos artistas que tanta gloria le dieron a su cante y a sus cafés y teatros. Manolo Caracol fue quien recogió el legado de estos pioneros de lo jondo, de los que ya nadie se acuerda.

El Ayuntamiento debería hacer algo por remediar este injusto olvido, y reivindicar a Sevilla como lo que es: la Meca de lo jondo.

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