La débil cuerda que aún sujetaba a Manolo Jiménez se rompió. El empate de anoche en casa con el Xerez, colista de Primera, terminó por romperla definifitivamente. Poco después de que el partido terminase, el club, en la persona de Monchi, subdirector general deportivo, anunció la destitución de Jiménez. Siete partidos consecutivos sin ganar y la mala imagen que está dando el equipo, así como la profunda división que su figura ha generado en el sevillismo, han sido decisivos para poner fin a una etapa que comenzó en 2007. Luis Aragonés, viejo conocido del sevillismo, de José María del Nido y de Monchi, avalado por su éxito en la última Eurocopa con la selección nacional, es el gran objetivo y se le espera en Nervión.
Otra de las opciones que contempla el club, cuyo consejo de administración se reunió antes del partido, es el danés Michael Laudrup, quien ya fue relacionado en su día con el Sevilla y hace poco fue candidato a entrenar al Atlético de Madrid. No obstante, el club no ha hecho públicas sus intenciones y por el momento se ha limitado a decir que Ramón Tejada, técnico del filial, se hará cargo hoy del entrenamiento hasta que se conozca el nombre del nuevo entrenador, que cogerá al equipo clasificado quinto en Liga y para disputar la final de Copa. En esa final ya no estará, por tanto, Jiménez, quien tenía así su primera posibilidad de conquistar título desde que llegó al club, donde ha pasado más de treinta años en distintas facetas. Como jugador, el de Arahal estuvo desde la temporada 1983/84 hasta la 1997/98, y como técnico desde octubre de 2007 hasta el día de ayer.
la sombra de juande. Jiménez se hizo cargo del Sevilla tras la inesperada y repentina marcha de Juande Ramos rumbo al Tottenham (27 octubre 2007), cuando aún no se había asimilado el fallecimiento de un compañero y amigo como Antonio Puerta y con un equipo que venía de firmar el mejor lustro de su historia, con la conquista de dos Copas de la UEFA, una Copa del Rey y una Supercopa de Europa.
El técnico afrontaba una empresa difícil por el buen hacer de la época anterior y con una exigencia tremendamente alta. Jiménez pronto tuvo al sector más crítico en su contra, pero los resultados acabaron por confirmarle en su puesto, en lo que le consolidó como el Wenger del Sevilla, tal y como le bautizó el presidente Del Nido. Tras lograr un quinto puesto en Liga, idéntica posición a la que ahora ocupa el equipo, Jiménez consiguió al año siguiente clasificarlo como tercero para la Champions, temporada en la que también accedió a las semifinales de Copa, donde quedó apeado por el Athletic.
Estos resultados sirvieron a Jiménez para ampliar su contrato una temporada más. Durante el presente curso, el preparador de Arahal continuó con críticas que cuestionaban el fútbol del equipo, alejado del exitoso juego que propuso Juande. Y es que sólo Jesús Navas ha podido tirar de un equipo que ha echado de menos los goles de Kanouté (Copa de África y lesiones) y de Luis Fabiano, que no ha terminado de tener continuidad.
De esta forma y tras los últimos siete encuentros cosechados sin victorias, el consejo de administración de la entidad decidió poner el punto y final a la historia de Jiménez con el club de sus amores. El gol del Xerez en el descuento aceleró su salida. Ahora, comienza una nueva etapa. Si Jiménez no lo tenía fácil cuando sustituyó a Juande, tampoco lo tendrá fácil el que llegará. La afición y el club le van a exigir mucho, como al de Arahal.
